Carolina Escarrá.
A propósito de lo que sucede a nivel mundial, de la derrota de la propuesta de control de armas en Estados Unidos (EEUU) -o como la llamaba Carlos Escarrá Malavé, los estados juntos-; de la posibilidad que ese país declare la guerra a Siria, después de haber estado armando mercenarios, presentándolos como rebeldes opuestos al gobierno de Al Assad; viene a mi mente el documental “Por qué Luchamos” (Why We Fight), de 2005, donde se desnuda el complejo militar industrial de los EEUU en relación a la guerra en Iraq.
Es una reflexión sobre la industria armamentista en EEUU, y la necesidad de mantener conflictos y “ejércitos permanentes” para poderse sostener económicamente, con un complejo que tiene cuatro niveles: los militares profesionales y las empresas transnacionales de armas, con capacidad técnica, y que además de armamento producen aparatos electrodomésticos que “facilitan” el “modo de vida americano”.
Políticos de muy alto nivel en las directivas de estas empresas, además del apoyo del Congreso, cuya oposición al aparato en cuestión, implicaría menos votos para los congresistas y menos apoyo financiero en las campañas.
El tercer nivel, los medios de comunicación, que hacen lo posible por “justificar” ejercicios militares, bases militares (666 fuera de EEUU y más de 4000 en su territorio para 2011, según informe del departamento de defensa: BSR_2011_Baseline), guerras preventivas, envío de tropas, etc., en nombre de la libertad y la democracia en el mundo, cuando la verdadera razón es el más crudo capitalismo.
El cuarto nivel, los centros de pensamiento (think tanks), o agencias de inteligencia donde informes justifican la necesidad de intervenir militarmente en otros países por intereses geopolíticos y defensa de derechos intrínsecos.
Esto sucede en un país cuya población deja las decisiones de ese tipo en manos de integrantes del complejo militar del que Eisenhower en 1961, intentó alertar en su discurso de despedida.
Por ello, no resulta extraño que luego del encuentro entre Rusia y EEUU para definir la situación en Siria, el imperio se lance otra “guerra preventiva” disfrazando las fauces del capitalismo.
Mientras, va abonando el terreno en países como Venezuela, a ver si en un par de años, se dan las condiciones para la necesidad de otra guerra de este tipo, en otro de los países del “eje del mal”.
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