Hace algo más de un mes decidí abandonar definitivamente Podemos. Ya hacía tiempo que me había apartado de la militancia activa ante la intolerable deriva que había tomado el círculo local de mi ciudad, Vic, donde sus portavoces no tenían voluntad alguna de trabajar por fortalecer el partido y hacer de él una herramienta útil en beneficio de ciudadanía, al confiar única y exclusivamente la visibilidad del partido y su utilidad a una confluencia municipalista que permitió en las elecciones municipales del 24 de mayo de 2015 que un representante de ICV consiguiera entrar en el Ayuntamiento de Vic gracias a la confluencia entre su partido y Podemos (Vic per a tots). Un regidor que reiteradamente decidió traicionar ciertos ideales dando apoyo a diferentes mociones de Convergencia, y decidiendo pactar con ella un acuerdo de gobernabilidad dada la debilidad en la que se encontraba en el Ayuntamiento de Vic, al faltarle el apoyo de un regidor para una vez sumado al del regidor del PSC poder tener mayoría.
Abandonado el Círculo continué inscrito en Podemos aunque con la decepción de ver como la “nueva política”, el “asamblearismo” y la “plena participación” poco se cumplía, pero confiando en que con el tiempo se pudiera poner solución a tantos errores y problemas orgánicos. Pero desgraciadamente no fue así, y en Catalunya encima teníamos que lidiar con los deseos de nuestra ejecutiva central del partido (el Consejo Ciudadano Estatal) y Secretario General de hacernos desaparecer en un nuevo partido, el partido de Els Comuns.
Públicamente siempre me mostré contrario a desaparecer en un nuevo partido de Ada Colau y Adrià Alemany, el entender que no existía necesidad alguna en crear nuevos partidos que pudieran aglutinar a personas, movimientos ciudadanos y partidos progresistas deseosos de un cambio político, al entender que ese partido o espacio de encuentro ya existía y se llamaba Podemos, o Podem Catalunya en nuestro caso.
Desde mi llegada a Podemos en octubre de 2014 fui testigo de no pocas luchas de poder entre diferentes grupos por hacerse con el control del partido (Comunistes de Catalunya, Procés Constituent, Revolta Global, etc.). Un montón de luchas que lo único que consiguieron fue destrozar a Podem Catalunya y demostrar lo difícil que va a resultar gestionar un nuevo macro partido con muchos más actores, si realmente ha de ser asambleario. Por ello no somos pocos, o no éramos pocos, los que entendíamos que la mejor forma de unirnos en un proyecto político que permitiera aspirar a llegar a ocupar las instituciones era bajo la fórmula de una confluencia electoral.
Pero antes de poder ser testigo de cómo se organiza el nuevo partido, y de saber si Podem Catalunya decide integrarse en él (la espantada realizada por Podem Catalunya, consulta incluida, cuando su integración ya se daba por hecha y los intereses que hubieron tras ello daría para escribir un libro entero), ocurrió un hecho, el cual pasó desapercibido para la gran mayoría, y que para mí supuso la gota que colmó el vaso y me hizo tomar la difícil decisión de abandonar Podemos, y ese no fue otro que descubrir la torpeza y poca capacitación de nuestros diputados en el Parlament de Catalunya.
Quien escribe estas palabras lleva muchos años vinculado con el mundo laboral y ya lleva no pocos años denunciando un fraude de ley que en mi comarca (Osona) somos pioneros. Ese fraude de ley, para desgracia de los trabajadores, es el de las falsas cooperativas. Empresas que optan por constituirse bajo la fórmula jurídica de cooperativas de trabajo asociado, dados los beneficios que les comporta, pero en las cuales sus miembros cooperativistas no tienen voz y voto en las asambleas que deberían decidir sobre la gestión de la empresa y mucho menos derecho alguno a participar en los beneficios de la empresa. Una fórmula jurídica de empresa que cada día que pasa se está imponiendo en una mayor cantidad de sectores ante los buenos beneficios que reporta (en el amplio abanico del sector servicios, como podría ser en las camareras de piso, ya no es extraño ver la aparición de este tipo de cooperativas).
Ya hacía tiempo que en la prensa comarcal se venía hablando de la intención del Parlament de Catalunya de meterle mano a la llei Catalana de Cooperativas buscando mejorar las condiciones de trabajo y los derechos de estos falsos cooperativistas, sobre lo que escribí un artículo en la prensa comarcal. Pero a pesar de que no éramos pocos los que desconfiábamos de las modificaciones propuestas, de avisar de la inutilidad de alguno de esos cambios si no se modificaba la Ley General de la Seguridad Social, y que lo único que iba a conseguir era legitimar un fraude de ley y una degeneración de lo que es el cooperativismo, el 22 de marzo el Parlament de Catalunya aprobó la nueva ley con el apoyo de todos los grupos, incluyendo Podem Catalunya-CSQP.
El apoyar unos cambios, que no resuelven el problema y legitiman le fraude, es algo que comparo a si por un vacío legal se pudiera dar la esclavitud y quisiéramos legislar en favor de mejorar las condiciones de vida de los esclavos en lugar de abolir el esclavismo.
La cuestión es que ante tanta torpeza de nuestros diputados ya decidí arrojar la toalla y olvidarme por completo de un partido que nació para hacer “nueva política” y al final no es más que un partido tan vulgar y vertical como el resto, donde las luchas de poder son salvajes y todos se creen los más listos hasta el punto de verse capacitados para ocupar tantos cargos como puedan.
Por todo lo expuesto decidí dejar Podemos, entendí que como si de churras y merinas se tratara es mejor no mezclar el activismo y la lucha social a pie de calle con la política partidista y sus intereses. Los partidos en las democracias representativas supuestamente recogen las necesidades de la ciudadanía y canalizan sus propuestas hacia las cámaras de representación donde poder legislar para poner soluciones a los problemas y necesidades, pero la mayor parte de las veces, por mucho que se quieran autodenominar “nueva política” y vendan tener pies y ojos en las calles, sus intereses y su desconocimiento in situ de algunos problemas y necesidades no los convierte en los mejores compañeros de viaje de quienes pudieran estar luchando por su trabajo, su vivienda, su dignidad o su futuro.
MSNoferini
En la comarca de Osona a pesar de los maravillosos cambios aprobados en la llei catalana de cooperatives por el Parlament, y que para algunos ya ha puesto solución a todos los problemas, seguimos luchando.
Como vemos el apartado 8 no es más que una declaración de intenciones que sin la modificación de la Ley General de la Seguridad Social, obligando a este tipo de cooperativas a encuadrar a sus trabajadores en el Régimen General, quedará en nada.