Revista Diario

¿Por qué me odian las mujeres?

Por Seles
Sigo sin comprender, dentro de este círculo lleno de infortunios y pocas esperanzas de conseguir los sueños el motivo de que mi propio sexo haya decidido excluirme del gremio. Se supone que las similitudes biológicas deberían ser más que suficientes para ser aceptadas por ellas, y que les diera igual mi condición y mi forma de pensar. Sin embargo, he encontrado un hobbie que lleva muchísimos años vigente en las mujeres (prácticamente desde que comencé a tener uso de razón y podía actuar por mí misma), y esa actividad de ocio es nada meno que conocerme y malinterpretar mis actos, para luego, en vez de preguntarme directamente "qué pasa con mi rollo", trastornen mi imagen ante los demás. El pensar que la gente, indiferentemente de su género, piensen cosas horribles de mí, no es algo que me atormente, ya que no estoy haciéndome como persona para preocuparme por esas nimiedades. Lo que sí me preocupa es que mi ser se convierta en el centro de miras de todas aquellas que se adentran en una mente, digamos, diferente a las de ellas. Cierto es que siempre he podido conectar más con los chicos, tal vez porque entre nosotros no había competición alguna que nuestros instintos nos obliguen a tener queramos o no. Él tiene un pene, yo una vagina. Él no tiene glándulas mamarias, y yo sí. Como géneros diferentes, nos compenetramos bastante bien, porque lo único que nos preocupa es que nuestra razón tenga lógica, sin importar siquiera si opinamos igual o no. Pero ah, las mujeres... no son así. Se supone, por lo que he vivido, que tenemos ese sentimiento de lucha por ser las mejores, por tener la razón junto a otras de nuestro mismo sexo. Necesitamos esa aprobación, y esa superioridad, y sobre todo, someter a la otra compañera a vejaciones. He convivido en mi vida con mujeres, y he asumido que nunca más. No saben comportarse, ni saben no ser malas y enfrentarse a sus errores (describo así las mujeres con las que me he topado). Dicen ser de esas mujeres que sí, son feministas y libres. Pero no. Son tan machistas como lo fueron las mujeres que se quedaban en sus casas siglos atrás. Y eso nos lleva a un pensamiento: Tanta lucha, y tantos ideales... para que, en la vida cotidiana, se reduzcan a.... ¿nada? Volvemos a lo que dije anteriormente. Volvemos a ese bucle que estamos viviendo, al neobarroquismo, en el que el hombre no está a gusto consigo mismo. Un caos de Todo y Nada y una crisis interna que nos dejará sin nada más que valores sin sentido e ideales vacíos. Nos hemos podrido, poco a poco, por dentro. Y, tal y como estoy viendo el panorama, tanto con las mujeres como con el mundo en sí, creo que debería preocuparnos más la crisis interna y externa de valores que tenemos en vez de tanta paparrucha de crisis económica. Cuando solucionemos las mentes, solucionaremos el bolsillo.
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Aclaraciones: este texto es una reflexión. Como mujer, defiendo sus valores y derechos, y no creo para nada que "todas sean iguales". Es una reflexión que conlleva a uno de los puntos que debería preocuparle a todo ser humano del siglo XXI: La carencia de valores.

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