Si leemos detenidamente la composición de muchos de los jarabes que podemos adquirir en las farmacias, observamos que entre sus componentes se incluye el alcohol, también conocido como etanol. Además, muchos de estos productos van destinados a niños, por lo que fácilmente nos puede surgir la pregunta de por qué a los jarabes se les añade alcohol.
Existen muchísimos ejemplos de jarabes formulados con alcohol, pero hay que destacar aquellos que contengan principios antitusivos y sobre todo todos los que etiquetamos de natural y homeopático. Ahí van algunos ejemplos:
¿Qué es un jarabe?
Por definición, un jarabe es una solución (agua destilada) en la que se diluye azúcar (sacarosa) hasta saturación (aproximadamente 65% p/p). Es decir, diluimos el máximo azúcar posible que el agua es capaz de captar. A partir de esta solución de consistencia viscosa que llamamos jarabe simple, se pueden añadir diversos medicamentos para hacer lo que se conoce como jarabe medicado y es el que encontramos en las farmacias para tratar diversas dolencias.
Las ventajas de esta preparación es que el azúcar es un perfecto conservante cuando va en saturación. Al impedir el crecimiento de los microorganismos en su interior, no necesita la incorporación de más conservantes.
Sin embargo, también tiene varias desventajas. Entre ellas la gran cantidad de azúcar que se consume por toma impide su uso en personas diabéticas (no está recomendado). A su vez, cambios de temperatura en el exterior varían la solubilidad del azúcar, pudiendo aparecer precipitados o haciendo que ésta pierda su capacidad conservante.
¿Por qué se añade alcohol a los jarabes?
El alcohol se añade básicamente por dos motivos:
- Hay muchos fármacos o principios activos que no son solubles en agua. En este caso, el alcohol facilita su solubilidad. Es muy típica la adición de etanol en jarabes para la tos (el dextrometorfano no se solubiliza bien en agua) o en muchos jarabes “naturales” (muchos extractos de plantas contienen moléculas que no se disuelven bien en agua). Las empresas farmacéuticas han empezado a cambiar el etanol en muchos casos por otras moléculas que pueden desempeñar esta misma función, como por ejemplo el propilen glicol.
- El alcohol es un buen conservante. Ayuda a reforzar la acción del azúcar a saturación impidiendo el sobrecrecimiento de microorganismos.
Las concentraciones de alcohol que se añaden a los jarabes son generalmente muy bajitas, rondando el 5% (5 gramos de alcohol por cada 100 ml). Además, hay que pensar que las tomas suelen ser de volumenes pequeños (en torno a 5-10 ml). Por estas razones, aunque el jarabe contenga alcohol, su efecto va a ser insignificante en la mayoría de casos.
¿Se puede utilizar en niños?
Todos sabemos que se debe impedir el consumo de alcohol en niños. Sin embargo, por la facilidad de su dosificación y su sabor y olor agradables, el jarabe es una de las formas farmacéutica que más se emplea en su tratamiento. Como es lógico esto puede suponer un problema.
En este sentido, la agencia americana FDA (Food and Drug Administration) ha regulado la cantidad máxima de alcohol que pueden tener los jarabes destinados a niños. En España no se han regulado los límites (al menos yo no la he encontrado…). La FDA pone los siguientes rangos en función de la edad de los niños:
- Niños menores de 6 años: concentración máxima de alcohol del 0,5% (esto es 0,5 g de alcohol por cada 10 ml de jarabe).
- Niños entre 6 y 12 años: concentración máxima de alcohol de 5%.
- Mayores de 12 años: concentración máxima de 10%.
Estos márgenes que plantea la FDA proporcionan mucha seguridad. Por tanto, si el jarabe que vamos a utilizar cumple estas reglas, podemos estar seguros de que no va a ser perjudicial para el niño/a.
¿Por qué el alcohol es tan perjudicial en niños?
Uno de los grandes problemas en niños (al igual que en adultos) es la capacidad del alcohol para inducir un estado hipoglucémico. La disminución de azúcar en sangre puede llevar en casos graves al coma e incluso a la muerte. Mientras que en adultos la dosis media necesaria para llegar a este desenlace fatal oscila entre 5-8 g/kg de peso, en niños es de 3 g/kg. Esto es, en un adulto de unos 60 kg harían falta unos 420 g de alcohol para inducir la muerte (en términos medios) y en un niño de 6 años (21 kg aprox.) sólo harían falta 63 g de alcohol.
En esta tabla se reflejan el volumen en mililitros necesario para alcanzar las dosis letales en función de la edad y peso del niños y el % de alcohol que contiene un preparado:
Volumen de jarabe para alcanzar la dosis letal de alcohol en función de la concentración en el jarabe y la edadSegún la tabla anterior, se necesitarán 798 ml de un jarabe con concentración de etanol del 10% para alcanzar la dosis letal en un niño de 6 años (aproximadamente 21 kg).
Entre los adultos, ¿quién tiene prohibido utilizar jarabes con alcohol?
A parte de los niños, también hay ciertos casos en adultos en los que no es recomendable la utilización de productos que contengan alcohol:
- Personas en tratamiento para la deshabituación del alcohol: toman un medicamento llamado disulfiram (Antabus®) que produce efectos similares a la resaca con dosis mínimas de alcohol.
- Toma de otros medicamentos como algunos antibióticos (metronidazol, sulfonamidas, ketoconazol, isoniazida, tolbutamida…) que pueden desencadenar reacciones parecidas a las del disulfiram con dosis muy bajas de alcohol.
Las dosis de alcohol que habitualmente se utilizan en jarabes suelen ser muy bajas y por tanto seguras. Aunque no hay que crear ningún tipo de alarma, es importante que siempre haya un profesional sanitario competente que nos ayude a la selección adecuada del producto. Una lectura de los ingredientes del producto antes de su toma nos informará de la presencia o no de alcohol en su composición. Nuestra recomendación: especial cuidado en productos naturales y homeopáticos.