“Confiesalo, declaralo y recibelo”, “¡tus palabras tienen poder!”, “decreta bendición sobre tu vida, tu casa!”, “¡declaralo y reclamalo!”, “¡Únicamente debes decir lo bueno!”, “¿Qué quieres recibir?, ¡declaralo y será hecho!”, “No diga eso hermano, ¿no tiene fe?”.
¿Te son familiares estas frases y muchas por el mismo estilo? Una verdad a medias es una completa mentira, por medio de estas frases y muchas similares muchos quieren pasar por encima de la voluntad de Dios y muchos han dejado de lado la oración que se sujeta a la voluntad de Aquél a quien se ora por la declaración positiva que depende de la voluntad y el poder de quien la decreta.
De la mano de esta enseñanza de decretar con Fe esta el hecho de que solo se pueden decir cosas buenas, no podemos decir que andamos enfermos, que estamos en un desierto, no podemos declarar cosas malas, únicamente cosas buenas, así no sean conformes a la realidad, pero es que tu palabra tiene poder, no vez que tu eres como Diossssss (Imagina esa ultima S con el sutil sonido que hace una serpiente).
Pero al leer los evangelios me encuentro con una sorpresa, NADIE LE ENSEÑO A JESÚS A DECRETAR EN FE LO BUENO, pobre Jesús, nadie le dijo que debía declarar únicamente cosas buenas y que ninguna declaración negativa podía salir de su boca porque eso era falta de fe ¡imaginen eso!
Parece que nadie le dijo a Jesús, el AUTOR y CONSUMADOR de la FE, que la declaración positiva era esencial para la fe y que no podía decretar nada malo porque eso NO es hablar con fe:
Bienaventurados sois cuando por mi causa os vituperen y os persigan, y digan toda clase de mal contra vosotros, mintiendo. Mateo 5:11
Acordaos de la palabra que yo os he dicho: El siervo no es mayor que su señor. Si a mí me han perseguido, también a vosotros os perseguirán; si han guardado mi palabra, también guardarán la vuestra. Juan 15:20
Estas cosas os he hablado para que en mí tengáis paz. En el mundo tendréis aflicción; pero confiad, yo he vencido al mundo. Juan 16:33
Pero no solo eso, sus apóstoles tampoco recibieron esta enseñanza que muchos auto-proclamados apóstoles enseñan hoy en día, miren lo que hacían sus apóstoles con las iglesias, en vez de enseñarles a decretar únicamente bueno, que son ciudadanos del Reino y que merecen un carro, una casa y un sueldo de reino, que tienen derecho a reclamar únicamente lo bueno porque son hijos de Dios y se merecen únicamente lo mejor, los apóstoles se atreven a enseñar lo siguiente:
Confirmando los corazones de los discípulos, exhortándoles a que permaneciesen en la fe, y diciéndoles: es necesario que a través de muchas tribulaciones entremos en el reino de Dios. Hechos 14:22
Y que decir del apóstol Pablo a quien nadie le enseño a hablar en fe positivamente, ni le enseñaron que las cosas malas son del diablo y que el creyente tiene derecho a recibir únicamente cosas buenas, pobrecito Pablo:
gozándo en la esperanza, perseverando en el sufrimiento, dedicados a la oración. Romanos 12:12
A fin de que nadie se inquiete por estas tribulaciones; porque vosotros mismos sabéis que para esto estamos puestos. Porque también estando con vosotros, os predecíamos que íbamos a pasar por tribulaciones, como ha acontecido y sabéis. 1 Tesalonicenses 3:3-4
Y también todos los que quieren vivir piadosamente en Cristo Jesús padecerán tribulación. 2 Timoteo 3:12
Y al apóstol Santiago parece que nadie le enseño que el creyente solo puede recibir cosas buenas porque es un hijo de Dios, un heredero del cielo, un embajador del Reino:
Tened por sumo gozo, hermanos míos, el que os halléis en diversas pruebas, sabiendo que la prueba de vuestra fe produce paciencia, y que la paciencia tenga su perfecto resultado, para que seáis perfectos y completos, sin que os falte nada. Santiago 1:2-4
No te dejes intimidad, no te sientas mal por confiar en Dios y descansar en su Voluntad, la verdad es que estás más cerca de Jesús que aquellos que descansan en sus propias palabras, en su propio poder y no en la voluntad del Padre, por eso es mi oración que tengas la Fe de Jesús el cual pudo decir:
Padre mío, si es posible, que pase de mí esta copa; pero no sea como yo quiero, sino como tú quieras. Mateo 26:39
¡Dios te Bendiga!