A pesar de tener el poder para sancionar las infracciones es el blanco de todas las iras cualquiera que sea la decisión. Tienen a cargo más de dos decenas de personas que muchas veces intentarán engañarle o mentirle, algo muy habitual pero si no acierta corre el riesgo de ponerse al resto del grupo en contra. Supuestamente es quien vigila que se cumplan una normas de comportamiento pero sucede lo contrario, está expuesto a examen continuo pero cuando lo hace bien nadie le da un premio. El que consigue sus objetivo se acordará de él pero el fracaso lo compartirá con el profe o el árbitro.