Revista Religión
“Los discípulos se asombraron al ver esto. —¿Cómo es que se secó la higuera tan pronto? —preguntaron ellos. ” Matthew 21.20
Los discípulos me molestan a veces. Me encanta este pasaje pero al mismo tiempo me irrita justo en esta parte. En los versículos que preceden a este, vemos que Jesús y los discípulos han estado trabajando. A Jesús le da hambre y a la distancia ve un árbol de higo, con hojas verdes. Cuando se acerca, se da cuenta que lo único que hay son hojas. No habían higos. Entonces lo maldice y el árbol se marchita inmediatamente.
Luego los discípulos genios le hacen la pregunta mencionada en el versículo: “Cómo?” Por qué preguntarían cómo? Ellos saben cómo. Ya han visto a Jesús hacer milagros. Acaban de pasar el día sanando a gente en el templo. Entonces, por qué están aun sorprendidos cuando El hace algo increíble? Por qué aun siguen preguntando, “Cómo?” me parece que deberían estar preguntando “Por qué?” Por qué mataste a ese árbol?” Estaba vivo, simplemente no tenía higos. Lo mataste por enojo? Hay una lección que podemos aprender? Por qué lo hiciste Jesús?” Siento que ellos hubiesen aprendido tanto de esta experiencia y no puedo evitar pensar que se perdieron de tantas cosas buenas en el camino.
Siento que nosotros también perdemos muchas cosas buenas en el camino. Vemos que Dios hace grandes cosas en nuestras vidas. Lo vemos todo el tiempo (tal vez no las reconocemos, pero están allí). Y luego en los momentos cruciales de aprendizaje preguntamos, “Cómo sucedió esto?” Y de nuevo, Dios tiene que recordarnos de Su poder y amor para con nosotros. Constantemente teniendo que recordarnos, como si fuésemos una iglesia codependiente necesitando siempre buscar una reafirmación de la capacidad de Dios para amarnos. Cuándo empezaremos a hacer preguntas de adultos? Preguntas como, “por qué? Nos llevan a hacer preguntas como, “Dios. Qué puedo aprender de ti? Qué puedo aprender de esta situación? Háblame sobre tu corazón y tus propósitos.” Sin embargo, me temo que terminamos perdiéndonos de mucho porque estamos haciendo la pregunta equivocada.
Ahora, en el pasaje mencionado, Jesús responde la pregunta de sus discípulos, sin importar lo raro que fue para la gente que le conocía a El y que habían visto Su poder. El les responde y enseña sobre la oración. Les enseña que necesitan pedir en oración. Una respuesta bastante básica para una pregunta básica. Espero que podamos avanzar de las preguntas básicas, movernos mas allá de leche espiritual hacia la carne espiritual.
Hoy, Dios hará algo en tu vida, aunque sea pequeño. Ojala que entiendas que el “cómo” es porque Dios puede hacerlo todo. Cuando Dios hace algo, El ya tiene el “cómo” bajo control. El ya ha descifrado cómo hacerlo. Entonces no debemos preguntarnos o preocuparnos sobre eso. Hoy, hagamos preguntas de “por qué?”
Robert & Rebecca Vander Meer
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