Revista Belleza

¿Por qué no debemos consumir productos lácteos de origen animal?

Por Blanches Blog @theblancheblog

¿Por qué no debemos consumir productos lácteos de origen animal?

Muy bien presentada pero tiene un peligro...

Vaya tela de pregunta ¿eh? yo al queso no pienso renunciar del todo pero os adelanto desde ya que si sois fans  de los lácteos de origen animal, este post no os va a gustar demasiado por no decir nada de nada así que vamos al lío y a ver a que conclusión llegamos.
¿Por qué no debemos consumir productos lácteos de origen animal?
En primer lugar hay que tener en cuenta que la leche tiene como función principal la de alimentar a las crías en las primeras etapas de su vida ya que está preparada para aportar los nutrientes y anticuerpos necesarios para un correcto desarrollo. Si dejamos de lado la lactancia materna al tiempo de nacer, ¿por qué seguimos bebiendo leche? y peor aún ¿por qué hacerlo de otras especies?
Ahora viene la parte del post en la que quizá empecéis a odiarme un poquito, o mucho, o quizá me deis las gracias y me mandéis un regalo por mi cumpleaños.
La leche de vaca está plagadita de bacterias y, aunque pasa por procesos de uperisación y pasteurización, estos no consiguen eliminarlas por completo - se necesitan 15 minutos para ello y sólo se someten a estos procesos durante 15 segundos -. Además las vacas que producen la leche que bebemos - que bebéis porque yo la he desterrado desde hace bastante tiempo - están muy hormonadas - el 80 % de ellas están embarazadas cuando producen la leche -, han consumido cantidades ingentes de antibióticos para no desarrollar enfermedades y han ingerido pesticidas con el pienso con el que se alimentan que pasan a la leche y de ahí a nuestro organismo, así si darnos cuenta. Ah, y las máquinas que utilizan para ordeñar les dañan las mamas por lo que también puede contener sangre de las pobres vacas. Un ascazo señor@s.

¿Por qué no debemos consumir productos lácteos de origen animal?

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Vamos a sus "cualidades alimenticias" y ya rematamos el tema del todo. 
La leche de vaca es muy rica en caseína y en albumina, dos proteínas que son las causantes de la gran mayoría de alergias e intolerancias que desarrollamos los seres humanos y que nos cuesta digerir dios y ayuda, además de producir exceso de mucosidad - ¿verdad que los niños están siempre moqueando? -. Al pasar a la sangre se produce una reacción de nuestro sistema inmunitario con el objetivo de eliminar estas "sustancias extrañas" lo que puede provocar desde resfriados, infecciones de oído o caries a enfermedades más graves como el asma, diabetes tipo uno, dermatitis crónica o artritis reumatoide.
Sigamos con sus "bondades" que todavía nos quedan unas cuantas. 
Es rica en grasas pero de las saturadas, esas que nos atascan las arterias y dañan nuestro sistema cardiovascular. También es rica en hormonas del crecimiento pero para que los terneros y corderos crezcan más rápido, no para que los humanos crezcamos más rápido, consiguiendo ser el detonante de la aparición y posterior desarrollo de cáncer de mama, próstata u ovarios con mayor incidencia en países europeos en comparación con países como los asiáticos, ellos no consumen lácteos de origen animal y la incidencia de estas enfermedades en su población es muchísimo menor. Si para rematar os digo que el consumo de leche animal produce un incremento del riesgo de osteoporosis - descalcifica los huesos - y disminuye nuestros niveles de hierro seguro que alucináis del todo.

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Os preguntaréis, bueno y ahora ¿hay que dejar de tomar leche y lácteos de origen animal? En mi opinión y después de averiguar todo esto si, pero esto ya es una decisión personal de cada uno de vosotros. De vez en cuando me pegaré el caprichazo de comer un buen trozo de queso - a ser posible de cabra u oveja ya que se asimila bastante mejor que la leche de vaca -, y algún helado ocasional pero ahí estará mi límite con respecto a este tipo de alimentos. Hace mucho tiempo que decidí tomar leche de soja y de almendras en sustitución de la leche de vaca y, aunque no he sido nunca intolerante a la lactosa ni a los lácteos en general, me siento mucho mejor a nivel general.
¿Como conseguimos ahora el calcio que necesitamos para nuestros huesos y cartílagos? Por suerte en cada vez más establecimientos podemos encontrar diferentes tipos de lácteos de origen vegetal y ricos en proteínas como leche y postres de soja, leche de almendras, leche de avena, leche de arroz o la horchata de chufa, muy ligeros y digestivos. En el brocoli, las espinacas, las acelgas, las legumbres, los frutos secos y en algunos pescados como el salmón y la sardina además del marisco, también encontramos altas concentraciones de proteínas y calcio que ayudarán a mantener nuestros huesos fuertes y sanos. Para que el calcio se fije en los huesos es indispensable que nos de la luz del sol a diario (vitamina D)  - con cinco minutos es más que suficiente y si, también da el sol los días nublados, aunque no lo creamos - y hacer deporte con bastante regularidad.
Os dejo el enlace a una conferencia de Lucía Redondo, una nutricionista especializada en este tema y de donde he sacado toda la información para este post y en donde ella misma dice que hay estudios y profesionales que echarán por tierra toda esta información por lo que nos invita a reflexionar sobre ello como yo os invito a vosotros. Soy consciente de que más de uno estará en desacuerdo con todo lo que aquí os cuento así que me encantará saber vuestra opinión al respecto.
¿Sois consumidores de lácteos de origen animal? Si no lo sois ¿habéis experimentado mejoría en vuestra salud con respecto a no tomarlos?
Para más información puedes consultar mi perfil de Google+ de Blanca Cabrerizo o contactar conmigo en [email protected]

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