Los principios de la naturaleza son inmutables y universales, todos conocerán por ejemplo “la ley de la cosecha” cuya consecuencia o mensaje radica que el que siembra recogerá su fruto objetivo o cosecha en la misma proporción que lo sembrado. Así como habrán oído la frase que propugna que “la naturaleza es sabía” pongamos diferentes ejemplos del mundo animal y empecemos a darle forma a las premisas de partida para llegar a la conclusión que reza en la entrada.
Todos habrán visualizado al alimoche, el cuál engulle huevos cuya destreza o valía radica, por ser uno de los pocos casos de uso de herramientas en el mundo animal. Sigue una actividad efectiva y repetitiva cual proceso definido de la mejor metodología, tomando una piedra y lanzándola repetidamente hasta que el cascarón del huevo de avestruz cede, obteniendo el resultado deseado.
Qué decir del Salmón, pez anádromo –que vive principalmente en agua salada y se aparea en dulce – cuya disciplina, sacrificio (inclusive algunos mueren en dicha migración reproductora) y pasión le hace remontar el río para desovar. Qué facultad, o escuela de negocios le ha formado de tal forma su olfato viviendo en su edad temprana en un río y genere la memoria o el paradigma mental suficiente, que haga que recuerde y vuelva exactamente al lugar dónde empezó sus primeros aleteos y nacimiento. Por último habrán visualizado a las tortugas que salen de mar para depositar sus huevos. El paradigma asociado que me viene a la mente son los principios básicos de cualquier organización: Adaptabilidad y Supervivencia. La puesta oscila entre 50 y 100 huevos. Pueden ser presa de perros, mareas altas, traficantes de huevos, aves y otros depredadores y roto el cascarón –siempre de noche- las pequeñas (qué coach les habrá transmitido dicha lucha y sentido de vivir) recorren un largo recorrido lleno de obstáculos por la playa hasta llegar a la orilla. Pero aquí nuevamente se tienen que adaptar al entorno, porque la llegada del agua, no significa que sigan estando a expensas de otros depredadores (les suena, competitividad y mercado).
Tornemos siguiendo el hilo al ser humano. También igual que en el reino animal, por dichos principios de la madre naturaleza, desde nuestro nacimiento, partimos con ciertos dones, que a lo largo de la vida, debemos descubrirlos, reconocerlos, estimularlos, experimentarlos, aprender a utilizarlos, hacerlos nuestros, creer en ellos, capacitarnos y obtener su máximo rendimiento para sacar a la luz la valía y potencial tanto a nivel personal como profesional que todos tenemos y disponemos. Todos tenemos en mente que antes de correr, debemos andar inclusive gatear aunque este paso del flujo a veces se obvia o no se produce. En el campo profesional, en nuestro trabajo, ocurre lo mismo. Para alcanzar dicho nivel de madurez, de valía y potencial en el cual demos el mayor de nuestros rendimientos para alcanzar nuestros sueños y los sueños u objetivos de la empresa –para que funcione ambos deben ir alineados- con una gran premisa, disfrutar con la tarea o actividad que realizamos, independientemente de la profesión.
Respetando cualquier puesto y profesión, está claro que todos tenemos unas capacitaciones y habilidades. Pero un bombero salvo una excepción no creo que pueda ser controlador aéreo, a menos que, que radique su formación y su entorno profesional. A mí me encanta el tenis, y por mucho que practicara no le devolvería ni un 1% de las bolas a Nadal o Federer, por mucho que le pusiera ganas y esfuerzo.
Pero incidiendo en mi idea auspiciada en el metro. Si yo fuera por ejemplo secretaria, o mi empresa me hubiera contratado para ejercer dichas funciones. Lo que en mi sano juicio haría es indicarle. El lunes harás de secretaria; el martes te pondrás la cofia (con el mayor respeto) y limpiarás la oficina; el miércoles te pondrán el uniforme y vigilarás la entrada al garaje de los coche y personal que entre en la oficina; el jueves harás pases a producción siguiendo las buenas prácticas de no sé qué marco de referencia y el viernes volverás a tu fortalezas, el secretariado. Es exagerado, pero se entiende como la vida misma. No se dan cuenta, que el compromiso y la relación ganar-ganar empieza a mutar ganar-perder o perder-ganar.
Por tanto, en la situación actual en la que estamos –hablo del paro y la situación de las empresas – si le sumamos que a la gente -qué dispone de trabajo- sus responsables no le preguntas sus inquietudes, ni conocen sus circunstancias, ni el lugar dónde lo harían excelso, la capacidad de producir se resiente, y por tanto la productividad baja, y la gente puede acabar amargada, las empresas venidas a menos o en un trecho corto inclusive con tintes de desaparición, y el personal aunque aguante por no disponer de salidas, pero en unas circunstancias que en suma no le interesan ni al empleado ni a la empresa.No es de extrañar que cada día, la gente con valía, potencial, madurez y profesionalidad busque un camino en solitario, el cuál, aunque no le quite de incertidumbre, hipotecas y otros menesteres, pero por lo menos, le da un sentido a su vida personal y profesional, siguiendo sus principios y valores, que desde su nacimiento, los descubrió y encaminó para empresas y aventuras con auténtico significado.
¿Qué opinan?Mientras lo piensan y deciden compartir sus comentarios, le añado otra lectura, cuyo mensaje da sentido interior hacia el conocimiento, la valía y el potencial que todos tenemos y disponemos.http://ciclog.blogspot.com/2011/02/la-verdadera-sabiduria.html Un saludo
Luis Ignacio Martín de Lope