¿por qué no se debe tomar alcohol en el avión?

Celebrar el inicio de las vacaciones con una copa surcando el cielo es tentador, pero ¿cómo reacciona nuestro organismo cuando ingiere alcohol a gran altura? ¿Es una buena idea beber una copa de vino o un espirituoso en el avión? Veamos

Volando a cierta altitud del suelo del que despegamos, rumbo a Málaga o a Túnez con la alegría de vivir cierta aventura optamos por tomar un aperitivo y notamos tras tomar algunos tragos cierta sensación de ebriedad inhabitual.

¿Reaccionamos a la ingesta de alcohol del mismo modo en tierra que volando en avión?

La respuesta es no. Los aviones vuelan entre 5000 y 12000 metros de altitud media y, a pesar del habitáculo presurizado, la presión que soportamos es la equivalente a los 2400 metros de altitud. Al igual que en la montaña, la tasa de oxígeno disminuye y el alcohol difunde rápidamente en la sangre. Además, la falta de oxígeno se deja sentir en el cerebro y, por tanto, los efectos neurológicos del alcohol aumentan. En el avión, la sensación de ebriedad es más rápida e intensa que en tierra firme.

¿Se pueden beber espumosos en el avión?

El gas carbónico contenido en las burbujas dilata los vasos sanguíneos del aparato digestivo, y el alcohol se absorbe más rápido alcanzando la ebriedad de forma veloz.

¿Sabe igual el alcohol en el avión que en tierra firme?

La falta de oxígeno disminuye la intensidad de la percepción sensorial: aroma y gusto. La tasa de humedad es inferior a la del nivel del mar y tanto las papilas como las terminaciones sensoriales trabajan a un nivel inferior. Además, la temperatura ambiente del avión es generalmente basal y el frío también afecta a nuestras capacidades sensoriales, por lo que durante el vuelo el sabor en boca es inferior y la expresividad del vino y de los espirituosos, también será menor.

El zumo de tomate sabe mejor en el avión que en suelo firme: ¿mito o realidad?

Se suele decir que el zumo de tomate suele saber mejor en el avión, ¿Es ello cierto? Si bien el aroma y el sabor merman en la altitud, la particularidad del zumo de tomate es que tiene un sabor fuerte, azucarado, salado, ácido y a umami. Dado que en el avión los sabores son menos perceptibles, el zumo de tomate merma en acidez, facilitando la expresión del umami. Este quinto sabor redondo y dulce, con un final salino en boca estimula las glándulas y hace que salvemos, otorgando una sensación de confort y redondez. Hallamos el umami en el miso*, la salsa de soja, el Maggi, los parmesanos curados, las salsas de tomate, el apio etc.

Qué es el miso, cómo se utiliza y receta de sopa en 5 minutos (elespanol.com)

Por todo el zumo de tomate se saborea tanto, compuesto de un 95 % de agua, es uno de los mejores aliados en los vuelos a condición de no abusar de su contenido en sal y evitar el vodka