En esta entrada pretendo exponer las razones por las cuales no daré mi voto al partido animalista en España (llamado PACMA), aunque me parece que se podría aplicar perfectamente a cualquier otro partido animalista, ya que, según he comprobado, sus programas son todos muy similares.
Primero, expondré estas razones de forma sintética, y luego desarrollaré una argumentación más detallada al respecto:
- El programa político del partido animalista (PACMA) es (1) bienestarista - puesto que sólo reconoce que los otros animales tienen un interés en evitar el sufrimiento (o en obtener placer) - y también es (2) regulacionista, es decir, lo que pretende es regular nuestra dominación sobre los demás animales, y no conseguir su liberación. No es abolicionista. Su postura consiste en proponer medidas para reformar la esclavitud que padecen los animales nohumanos. Esto moralmente es injusto y ayuda a perpetuar la explotación animal. Y, además de todo esto, es (3) especista, puesto que dan preferencia a unos animales (lobos, perros, gatos, visones,...) frente a otros según su especie.
- La forma de conseguir un cambio real en nuestra relación con los demás animales no es la política, sino la educación. Para que haya un activismo político eficaz y acorde con la ética, primero tiene que haber previamente un activismo educacional que conciencie a la sociedad. La política, por naturaleza, implica el enfrentamiento y la rivalidad. En cambio, la educación busca convencer y persuadir.
- El programa del PACMA incluye medidas políticas que son ajenas a la cuestión moral de los animales nohumanos y que se refieren a las relaciones entre los humanos. Esto son medidas que no se tienen por qué compartir, incluso aunque se estuviera de acuerdo con su perspectiva y sus propuestas sobre el problema de la explotación animal.
- El cuestionamiento del especismo debe extenderse a todas las personas, sin importar qué ideología política tengan. No es patrimonio exclusivo de una opción o grupo político. Es una cuestión moral, previa a cualquier doctrina política. Y, del mismo modo, el rechazo a la explotación de los animales nohumanos es una noción moral que todos podemos, y debemos, aplicar desde ya mismo en nuestra propia vida mediante el veganismo. Aunque debo aclarar que el PACMA ni desafía al especismo ni promueve el veganismo siquiera.
- El actual sistema político español es corrupto en su propia naturaleza. No es democrático. No hay libertad política en nuestro país. El mero hecho de votar supone legitimar este régimen. El PACMA ni siquiera propone un proceso constituyente que erradique el sistema actual oligárquico para sustituirlo por una democracia real, sino que participa en la misma injusticia política que todos los demás.
- La respuesta de los dirigentes del PACMA ante cualquier crítica similar a la que presento aquí es siempre violenta. Es un grupo jerárquico ajeno al debate razonado. Responden con insultos y ataques personales ante el cuestionamiento o la oposición a sus propuestas, sin importar qué razones se aleguen contra ellas. Esto es una actitud totalitaria, despreciable para quienes defendemos la razón y el diálogo.
Si alguien propusiera erradical un árbol podrido mediante la poda de algunas de sus ramas, pensaríamos que esa persona estaba equivocada, que no había razonado con un mínimo de sensatez o que quizás no estaba en sus cabales. Sin embargo, dentro del ámbito animalista se asume como normal la idea de que debemos centrarnos a las consecuencias (ramas) en lugar de enfocarnos en la causa (raíz).Las leyes son el reflejo de la mentalidad imperante y los intereses económicos supeditados a esa mentalidad. Para cambiar las leyes antes hay que cambiar la mentalidad que las fundamenta. Por eso la más básica e importante forma de ayudar a que se respeten los derechos de los demás animales no es la vía legislativa sino que es el activismo educacional. Sólo cuando haya un cambio en la mentalidad predominante de la sociedad podrán haber leyes que puedan proteger realmente los derechos de todos los animales.El derecho siempre va detras de la evolucion de la sociedad, luego lo más importante es conseguir esa base ética en la sociedad. Sin ella, los demás animales nunca conseguirán que se les respete y que se les reconozca moralmente. Hegel decía: "Si quieres gobernar a un pueblo, antes que leyes dale costumbres". Difícilmente un pueblo aceptará y adoptará leyes como suyas si éstas no representan sus ideas y hábitos.
Por todo ello, si aceptamos la premisa de que una es causa de la otra entonces no pueden cambiar al mismo tiempo. Es imposible que, en este caso, las leyes puedan proteger los derechos de los animales nohumanos si primeramente la gran mayoría de la gente no reconoce esos derechos y vive una vida fundamentada precisamente en violar esos derechos (explotación animal). Esto es pura lógica, y es un análisis que coincide con la realidad que vivimos.Y si leyes supuestamente educan - como aseveran algunos - lo hacen más bien poco y si lo hacen no es mediante el convencimiento sino mediante la imposición. Tenemos numerosos ejemplos de ello, como es el caso del consumo de drogas. La represión legal no ha tenido ningún efecto educativo en la población al respecto. La única razón por la que una persona consciente decide no tomar drogas es por su propio convencimiento. Lo que la ley diga no tiene ninguna relevancia para casi nadie.
Las leyes por definición tienen una finalidad impositiva. No tienen intención de convencer ni persuadir sino de imponer. Diría que eso es lo contrario de la educación, al menos tal y como yo la entiendo. La educación trata de cambiar a las personas desde dentro, en su forma de pensar y de sentir. En cambio, las leyes sólo pretenden forzar, limitar o prohibir determinadas conductas. El único efecto educativo de las leyes es de tipo coaccionador o represivo. Ese tipo de educación existe, pero no es la educación que yo defiendo, basada en el diálogo, la empatía y la persuasión racional: la educación veganaNo estoy en contra de la existencia de leyes jurídicas ni me parece que haya nada de malo en promover dichas leyes siempre que sean leyes que garanticen los derechos moralmente legítimos de las personas. En el caso concreto de los animales nohumanos, ellos no merecen un criterio diferente ni inferior. Pero en el contexto actual es absolutamente imposible que ninguna ley pueda garantizar sus derechos puesto que jurídicamente se les considera cosas - bienes muebles - y, por tanto, no se les reconoce como personas. Y sólo las personas tienen derechos. Mientras esa situación no cambie, la ley está simplemente limitada a regular la propiedad animal.
¿De verdad creemos que la penas de cárcel van a evitar que la gente actúe violentamente contra otros animales? Está demostrado que las penas no tienen ningún efecto disuasorio en la gente. Si alguien quiere abusar de otros animales lo hará simplemente con más cuidado de que no le descubran, y nada más. Las penas sólo sirven para ejercer un cierto control social y satisfacer el deseo de venganza, nada más.
Además, imponer leyes contra el "maltrato animal" ignora por completo que el problema fundamental está en el uso de animales nohumanos. Ese tipo de leyes además de inútiles son nefastas de cara a la concienciación, puesto que hacen creer a la gente que el problema está en la manera en que esclavizamos a otros animales, y no en el hecho mismo de la esclavitud.
La existencia de leyes que regulan la propiedad animal - entre las que se incluyen las denominadas leyes de "bienestar" animal - no protegen, ni pueden proteger, los intereses de los animales nohumanos. Por otro lado, provocan el efecto de hacer creer que nos estamos preocupando por ellos y la gente se siente más tranquila (auto-engañada) al saber que la explotación animal está regulada por la ley. Si ese es el "efecto educativo" al que se refieren, entonces es una razón más de peso para evitar la vía legislativa y focalizar nuestros esfuerzos en el activismo educativo de difusión del veganismo.Las leyes sólo son el reflejo de la mentalidad imperante en la sociedad, y de los intereses económicos supeditados a esa mentalidad. Para cambiar las leyes, antes hay que cambiar la mentalidad que las fundamenta y establece. Por eso, la más básica e importante forma de ayudar a que se respeten los derechos de los demás animales no es la vía legislativa sino el activismo educativo. Sólo cuando cambie la forma de pensar predominante en la sociedad podrá haber leyes que puedan proteger realmente los derechos de todos los animales.