Si alguna vez un hombre, ya sea tu padre o una de tus parejas idealizadas, te priva de su amor, el cerebro guarda este patrón como algo conocido. Independientemente de si la experiencia fue positiva o negativa. Lo conocido está clasificado en el cerebro como algo seguro y, de esta forma, no ves conscientemente nada en contra de ese hombre que se comporta exactamente igual que el anterior que te había decepcionado.
“Aunque la realidad nos haya hecho daño más de una vez, tendemos a hacer aquello a lo que estamos acostumbradas como si se pusiese el piloto automático: ir detrás de quien nos rechaza”, aclara el psicólogo.