Algo que siempre me ha llamado mucho la curiosidad es saber el origen de esos términos tan comunes en el callejero de Madrid. Palabras que repetimos una y otra vez en el día a día y que, pocas veces, sabemos en qué momento se crearon, y porqué. Es lo que sucede con Delicias, uno de los barrios que componen el distrito de Arganzuela y que tiene una prolongada calle con su nombre, además de una estación de metro, también tuvo una de tren... y mucho más. Pero ¿Y por qué?
Este secreto nos traslada a mediados del Siglo XVIII. Es durante el reinado de Fernando VI (hermano de Carlos III) quien optó por dar un aire nuevo y elegante a muchas de las zonas, que se extendían a las afueras de la ciudad. Uno en concreto se levantaría al sur de la capital, haciendo las veces de continuación natural del hoy Paseo del Prado, en su búsqueda y prolongación hasta el canal del río Manzanares.
Este paseo contaba con varias hileras de árboles a su lados y era lugar de encuentro y esparcimiento de muchos madrileños, era un paseo enormemente agradable, por el paisaje, por su sosiego, por sus bonitas maneras. Por ser tan agraciado y conducir al Manzanares se le empezó a llamar como ' Las Delicias del Río ' ya que ofrecían al viandante la mejor versión de éste. Sacando a relucir sus virtudes y 'delicias'. Del ambiente que se vivía en aquel Paseo de las Delicias tenemos un fiel retrato que podemos admirar en el Museo del Prado, un cuadro de Ramón Bayeu titulado el Paseo de las Delicias y que refleja como la gente charlaba y descansaba en este agradable lugar.
Aquel término de "delicias" caló rápido en el argot madrileño ya que, aunque la zona fue mutando y perdiendo su aspecto original, esta palabra permaneció para siempre aunque el paisaje al que hacía referencia en sus inicios desapareció para siempre. Y así se quedó el Paseo de las Delicias, el barrio, el metro y todas las demás referencias que seguimos usando hoy en día.