Deberíamos
reconocer que estamos atascados, un paso previo para determinar qué tendríamos
que hacer. Veamos datos relevantes que demuestran que después de tantísimos
sacrificios y del tiempo transcurrido seguimos en el fondo del pozo, atascados,
lo cual, como mínimo, debería servir para etiquetar como fracasadas las
políticas puestas en marcha hasta aquí. Fracasos para resolver los problemas de
la gente, pero si aprovechando la crisis pretendían reducir el tamaño de lo
público recortando pensiones, salud y educación, cortocircuitar la democracia a
los ciudadanos tomando decisiones desde instancias no elegidas como ‘la troika’,
reducir el poder sindical, limitando la negociación colectiva para en el fondo precarizar
las relaciones laborales y sociales, americanizándolas, si pretendían estos
puntos anteriores, entonces van en la línea correcta.
El
paro no se reduce, las cifras parece que comienzan a ralentizarse influidas por
la reducción de población activa; hay muchos miles de españoles que emigran en
busca de oportunidades, decenas de miles de emigrantes que abandonan España,
algunos después de muchos años de estancia, que hay miles de españoles
desanimados que ya no se apuntan a nada y no buscan trabajo. La realidad es que
sigue aumentando el número de personas sin trabajo estable en el sentido de
hace unos años. La precariedad aumenta, se reducen las horas de trabajo
cotizadas, aumentan los contratos por días y semanas la eventualidad, las
empresas utilizan la reforma laboral para destruir empleo indefinido pasándolo
a precario de corta duración. La senda emprendida va en dirección contraria a
permitir aumentos de competitividad duraderos ya que sin estabilidad laboral es
imposible para desarrollar formación y aumentar la calidad e innovación.
La
deuda pública, ha seguido creciendo a fuerte ritmo durante el Gobierno de
Rajoy. Si tomamos los pasivos exigibles que contabiliza el Banco de España,
sobrepasamos el 100% hace meses, si tomamos los criterios del protocolo de
déficit excesivo alcanzaremos el 100% en breves meses. Si el PIB disminuye y la
deuda sigue aumentando, la ratio de deuda/PIB será imposible de reducir,
estamos en una carrera extenuante tras la liebre.
El
déficit, sigue sin controlarse según los objetivos. Pese a los dos planes de
consolidación fiscal puestos en marcha por los gobiernos, es probable que no
cumplamos el objetivo de déficit para el 2013. Las reducciones de gasto público
han sido desordenadas y no focalizadas a entornos improductivos y se han visto
acompañadas por caídas en los ingresos fiscales, como consecuencia de las
políticas de austericidio, lo cual ha desatado una carrera de recortes de
gastos seguida de menores ingresos que mantienen las ratios. Una economía en
recesión, reduce la recaudación de ingresos que en España era tradicionalmente
baja en comparación con Europa y aumenta gastos sociales como consecuencia de
mayores necesidades de apoyo.
Un
plan de choque de reducción de gasto público, corriente e ineficiente,
concentrado en el tiempo y realizados en entornos improductivos, para ser
posible y eficaz hubiera requerido acuerdos políticos globales, compromisos de
todas las fuerzas para evitar el filibusterismo, que hubieran permitido una
amplia explicación a la ciudadanía y contrapartidas a definir de sectores
privilegiados.
El
recientemente fallecido David Taguas, reseñaba como problema importante, un
gasto público en cifra record, cercano al 50% del PIB, con un sector público
que había aumentado 10 puntos de PIB en estos años de crisis. Tengan en cuenta
que en la medida que se aplica el austericidio el PIB decrece y el resto de
magnitudes aumentan su importancia en relación al mismo, las ratios empeoran si
no crecemos.
El
citado David Taguas, ponía en solfa los éxitos anunciados de la balanza por
cuenta corriente, ya que la mejora se ha debido fundamentalmente a la caída de
inversión, que recoge una disminución del ahorro familiar que él considera
pieza clave para la recuperación sostenida, ahorro que había subido en los
primeros años de crisis y ha vuelto a derrumbarse, citaba un ahorro del
6.5%/PIB en septiembre de 2007, del 12.3%/PIB a finales de 2009 para caer a
fechas recientes al 7.3%/PIB. En este proceso de pérdida de ahorro y
persecución del déficit a costa de mayores y desordenados ingresos fiscales, se
sitúan las 40 subidas de impuestos desarrolladas por el Gobierno Rajoy.
Siguiendo
con las tesis de David Taguas, éste escribía que cuando comenzó la crisis la
inversión era del 31%/PIB y ahora solo supone el 18.8% y mantenía que para
lograr una recuperación sostenible se necesitaba inversión en el entorno del
25%/PIB, para lo cual era necesario aumentar el ahorro en mayor magnitud, ya
que una parte del mismo debería ir a pagar deuda, -objetivo desapalancar- de lo
contrario habría que recurrir nuevamente al ahorro externo con nuevos
desequilibrios en la balanza por cuenta corriente, de ahí la urgencia de
medidas que redujeran impuestos, modificaran las subidas últimas, y la
necesidad de una reforma fiscal.
Siguiendo
con sus tesis, la importancia del recurso a lo interno, de mantener saldo
positivo en la balanza por cuenta corriente, deviene del excesivo endeudamiento
externo de España, que para ser pagado requiere de superávits persistentes -la posición Internacional de Inversión Neta
está cercana al PIB, activos españoles en el resto del mundo menos activos del
resto del mundo en España-
Los
otros tres grandes problemas españoles que citaba Taguas, eran: el fuerte
cambio demográfico, la crisis de las instituciones y el problema de la
educación, cada uno de los cuales es un reto que merece miles de páginas de
reflexión.