Por qué ser pobre te hace más pobre

Publicado el 23 septiembre, 2013 | por Virginia Lancha

¿Existe una razón por la que el rico es rico y el pobre es pobre? ¿Es el rico un triunfador por su capacidad, su determinación y su capacidad de trabajo? ¿Es el pobre un desheredado por incapaz, vago y despreocupado?

Dos investigadores de las Universidades de Princeton y Harvard, respectivamente, han encontrado una posible respuesta a tan espinoso asunto y además, se han molestado en someter sus hipótesis a demostración empírica. Mullainathan (economista) y Shafir (psicólogo), sugieren en su libro Why Having Too Little Means So Much que aquellos que “viven al día”, no son víctimas de auto-sabotajes financieros por un mala planificación económica, sino que el auto-sabotaje lo supone en gran medida su propia circunstancia deficitaria, su contexto. La preocupación por nuestros problemas financieros nos resta eficacia para superar nuestros problemas financieros. El sentido común convertido en ciencia  por Harvard y Princeton.

A través de la metáfora de nuestra mente como ordenador, los investigadores explican que nuestra capacidad cognitiva en forma de “ancho de banda” no puede abordar con eficacia la ejecución de 40 programas a la vez, y que si nos debemos a la preocupación de llegar a mañana, difícilmente podremos planificar lo que haremos a un año vista.

En el panorama actual donde la grieta entre ricos y pobres se ensancha día a día, Shafir aboga por establecer “puentes de empatía” entre ambos lados de la brecha, como única forma de paliar la situación, aunque voces críticas sigan apostando por la teoría de abandonar al pobre a su suerte por su irresponsabilidad como elemento poco productivo para la sociedad (sirva de ejemplo Mitt Romney y su 47% de “acomodados” al disfrute de las políticas sociales de Obama).

Los investigadores no tienen todas las respuestas, pero han planteado preguntas muy adecuadas que sería muy irresponsable obviar. A no ser que estés en el lado bueno de la brecha y creas que nunca caerás al mar sin salvavidas que te ayude a flotar.

Ya lo dijo Maria Antonieta: “¿Qué el pueblo no tienen pan? ¡Pues que coman brioches!”

Fuente: PACIFIC STAR MAGAZINE.