Por qué siento que eres mío (parte IV)

Por qué siento que eres mío (parte IV)

Te hallé en un lugar sin buscarlo, era casualidad. Me sonreíste, mirándome uno a uno los ojos. Me ayudaste en lo que podías. Dudé, ¿Me estoy engañando? Tu solo eres amable porque así eres con todos. Pero me seguiste, y me mirabas asombrado, con la boca abierta. Y no respondías, solo me mirabas fijamente. Y te pregunté algo y me respondiste después de reaccionar, se te olvidaron las cosas. Y al final me abrazaste fuerte como no queriendo dejarme ir.

Otro día te hallé en un lugar en común quizás era una causalidad, no casualidad. Y cuando te vi te arreglaste la corbata. No querías mirarme, después. Pero yo decidí hablarte mientras estabas distraído, entonces se te cayeron algunas cosas, me parece que estabas temblando nervioso. Me abrazaste y con palabras dulces y entrañables me dijiste algo al oído y rozaste mi mejilla. (Sentí como que con tus palabras me decías que me extrañabas) y un abrazo. En ese momento justo nos llamaron para plasmarnos en una instantánea. Al colocarme a tu lado sentí tu aliento en un suspiro profundo. Te vi de reojo y pensé, «estamos tan cerca. Eres tan mío».Te abracé suavemente pero tu, me sujetaste fuerte por la cintura de lado. Sentí desfallecer, Quizás de los nervios o por un día agotador. Pero me detuviste para que no cayera. Pensé nuevamente ojalá como en esta instantánea , se detuviera el tiempo en este momento.

Por qué siento que eres mío (parte III)

Porqué siento que eres mío (parte II)

Porqué siento que eres mío (parte I)