Revista Opinión

Por qué soy pesimista

Publicado el 12 agosto 2014 por Hugo
Por qué soy pesimistaAccelerated Crash Course (2014), Chris Martenson
Como determinista más que indeterminista, tiendo a creer que las ideas (o memes) de autogestión, autolimitación y verdad, comparadas con las ideas de voto, consumo y nihilismo, se reproducen más difícilmente en un entorno social como el nuestro, un entorno basado en estructuras sociales como la ciudad, el Estado y el sistema de mercado que, al menos en términos estadísticos, nos alienan de nosotros mismos y de la naturaleza, nos impiden gestionar nuestras propias vidas y nos inducen, antes que a la reflexión, al consumo de viejas y nuevas drogas como válvula de escape. No obstante, que un objetivo o un ideal sea difícil, improbable o incluso imposible de llevar a la práctica no significa que no deba intentarse. Por ejemplo, que la muerte individual sea inevitable ni la justifica ni nos impide intentar retrasarla.
Para cambiar deliberadamente y a mejor las estructuras sociales primero han de cambiarse las ideas individuales, lo cual, si mi interpretación de la historia no es errónea, solo es posible a pequeña escala y a corto y medio plazo. Las estructuras cambiarán a largo plazo y muchas de ellas desaparecerán, pero no por la «voluntad general» ni por el poder de la razón humana, sino por causas culturales y naturales que sobrepasan nuestro poder como individuos limitados. Si creyera en algún dios, creería en ese; si me sometiera a alguna verdad, me sometería a esa. 
Hay una muy buena razón por la que el concepto de sumisión está en el centro de todas las filosofías sagradas del mundo. A diferencia de la interpretación occidental –“aceptar la derrota”-, el otro uso de la palabra sumisión simplemente nos pide que aceptemos que hay ciertas cosas que no se pueden llevar a cabo. En ese sentido, si nos sometemos a la verdad de nuestra realidad, nos liberaremos repentinamente de nuestro apego por lo imposible, y entonces seremos más libres de hacer todo lo posible por aquellas cosas que sí pueden llevarse a cabo.

Paul Chefurka, 2012.
Podemos negar lo que se dice en este post, yo lo he hecho durante veinticinco años, pero tal vez no sea una buena idea. El conocimiento ético y metafísico sigue siendo muy valioso para mí, pero sin los aportes de las ciencias sociales y de las ciencias naturales nuestros actos y pensamientos pueden devenir fácilmente en mero voluntarismo. Y aunque el voluntarismo y el pensamiento mágico se basen en buenas intenciones, eso no los convierte en buenos. El bien sin verdad es un bien a medias.

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