Por María Carla González
El siguiente texto lo recibí de un familiar que vive en Cuba. Decidí publicarlo en mi blog personal porque, a pesar de no estar viviendo en mi patria, la amo y creo que es indispensable defenderla; ahora más que nunca.
En estos días históricos de Abril y de agresiones a la hermana nación de Venezuela me pregunté, como en otras ocasiones, por qué soy socialista. Enseguida me vinieron datos, estadísticas de los avances del socialismo cubano en esferas como la educación, salud, dporte, cultura, ciencia. Pero eso lo conocemos y es lo que más propaganda (para bien) tiene en nuestros medios de difusión masiva.
Entonces decidí que no existía mejor historia de los logros del socialismo cubano que la mía o la de cualquier cubano. Comenzaré por mis tíos, que junto a mi madre nacieron en las lomas de la Sierra Maestra. Ninguno sabía leer ni escribir, el sustento del hogar provenía de mi abuelo, quien trabajaba en una finca cafetalera de uno de los terratenientes más ricos de la zona y ganaba unos cuantos “quilos” diarios que no servían para alimentar ni a uno de los más de once hijos que tenía.
En 1957, dos de mis tíos, al enterarse de que existía un grupo de personas en la Sierra que luchaban contra el ejército de Batista, emprendieron viaje entre los montes hasta chocar con un grupo de rebeldes pertenecientes a la exploración del pelotón del después Comandante Juan Almeida Bosque. El primer combate fue “El Uvero” donde obtuvieron sus primeras armas , las cuales entregaron al mando superior por ser los de menor rango.
Dentro del Ejército Rebelde, entendieron que el objetivo principal de esa lucha no era solamente derrocar a Batista, sino a ese sistema que oprimía a la clase más pobre, al negro, al anciano, al obrero, al campesino, a la mujer. Allí aprendieron matemáticas, a leer y escribir, de los clásicos del marxismo.
En 1959, después de firmada la primera Ley de Reforma Agraria, una parte de las tierras de aquel terrateniente cafetalero fueron entregadas a mi abuelo, quien las trabajó hasta su muerte. Mi tía fue a estudiar a Santiago de Cuba y mi mamá para la capital. En 1961 la otra parte de la familia se alfabetizó, incluyendo a mis abuelos, bueno, esos más o menos.
En la década del 80, partieron hacia Angola los cinco hombres de la familia a cumplimentar parte de una de las bases de nuestro socialismo: “… luchar por nuestros sueños de justicia para Cuba y para el mundo”. Mi madre estudió, se superó y llegó a ser cuadro provincial de la UJC y posteriormente dirigente sindical.
En 2015 mi prima, de tres años de edad, la cual vive en la provincia de Holguín, estuvo ingresada en la sala de pediatría del hospital Oncológico, para en 2016, ser operada a causa de un hemangioma ulceroso. ¿Cuánto le costó? El pasaje para la Habana, gasto insignificante.
Durante ese largo proceso sufrió muchos dolores a causa del tratamiento utilizado para disminuir la zona afectada. La eliminación de estos tumores, en los EE.UU. se realiza a través de un equipo láser que el Instituto de Oncología y Radiobiología no puede obtener a causa de ese bloqueo económico, financiero y comercial que algunas personas no ven.
Según el jefe de la sala de pediatría, existen equipos con la misma tecnología en países como España, Francia, Noruega y Suiza, pero cuestan cuatro veces el valor del norteamericano. Conclusión, seguir operando con tecnología antigua y confiar en las manos de nuestros increíbles especialistas.
Decidí investigar en la red de redes el costo de la atención médica en los EE.UU., verán los resultados:
En el 2013, los precios promedios del servicio de urgencias eran:
- 532 dólares por el traslado en ambulancia al hospital más cercano
- 662 dólares por estancia en habitación de urgencia durante tres horas
- 106 dólares atención médica
- 5 dólares medicamentos
En Los Ángeles el precio de una cirugía común varía entre 39 mil y 237 mil. Una operación de apendicitis puede llegar a costar alrededor de 40 mil dólares.
En noviembre del año pasado, cuando se supo los resultados de las elecciones generales en EE.UU., el ex candidato por el partido demócrata Bernie Sanders escribió:
“Los trabajadores estadounidenses no pueden permitirse un cuidado decente y de calidad para sus hijos. No pueden enviar a sus hijos a la universidad, y no tienen nada en el banco cuando les llega la hora del retiro. En muchas partes del país no pueden encontrar viviendas asequibles y descubren que el costo del seguro médico es demasiado caro. Demasiadas familia viven en la desesperación a medida que las drogas, el alcohol y el suicidio destruyen la vida de un creciente número de personas.”
Yo soy hijo de humildes, graduado universitario, con salario y seguro de vida, con un techo donde dormir, nunca me he acostado sin comer y tengo la tranquilidad de vivir en el país más seguro del mundo (sin chovinismo). No me queda otra que defender la Revolución socialista al precio que fuese necesario.
Y como expresara nuestro Comandante en Jefe, el 16 de abril de 1961, después del sepelio a las víctimas de los ataques aéreos a las bases cubanas:
“(…) Lo que no pueden perdonarnos los imperialistas es que estemos aquí; lo que no pueden perdonarnos los imperialistas es la dignidad, la entereza, el valor, la firmeza ideológica, el espíritu de sacrificio y el espíritu revolucionario del pueblo de Cuba”.
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