Tanto si tienes una respuesta a esa pregunta, como si no, te invito a que leas el texto a continuación; pues Celeste Castillo, escritora de cuentos excelentes y lectora enamorada, nos trae una muy clara y apasionada respuesta.
¿Por qué todos deberíamos leer a Edgar Allan Poe?
O, ‘Cómo recuperar el miedo por los gatos negros’. La primera vez que
leí una de sus historias no sabía lo que tenía entre mis manos. En uno de mis
libros de Español de la secundaría se incluían algunos cuentos, y debido a la
escasez de material de lectura que viví durante esos años, me vi en la
necesidad de hojear aquel libro de texto gratuito, que habría de cambiarme la
vida.
Pasé el dedo por el índice
hasta que llegué a un título que llamó mi atención. Se incluía un cuento
completo, El gato negro, de un tal
Edgar A. Poe. Decidí darle una oportunidad. Busqué el número que coincidía con
el de mi búsqueda y comencé a leer. Inmediatamente la narración me transportó a
una celda sucia y en tinieblas, donde un hombre de voz gruesa y ansiosa me
contaba la historia de la criatura que aterrorizó su vida. Durante ese relato,
que se desenvolvía a lo largo de apenas cinco páginas, descubrí al que sería
uno de mis autores favoritos de siempre.
Tan solo de recordar
fragmentos de aquel cuento se me pone la piel de gallina, porque uno se imagina
todo al leer un texto de Poe, y lo que es peor, uno lo siente todo. Desde las
primeras líneas de El gato negro se
sabe suficiente para sentir pena por aquel hombre, luego de la primera página,
conocemos sus más grandes miedos, dudas y pesares.
Al terminar El gato negro, sentí una gran conmoción.
Ante mí acababa de pasar el extraordinario secreto de aquel hombre, y de aquel
gato, narrado con un miedo, con una gravedad, que provocan recelo. No se puede
leer la historia sin sentir la necesidad de mirar de reojo y comprobar que no
haya sombras acechando. Cerré el libro, con un escalofrío.
Quizá no me lo crean, pero
desde entonces, encontrarme un gato negro en la calle me provoca una sensación
de angustia y de recelo. Yo sé quién eres,
pienso en mi interior.
Es posible que muchos no se
atrevan a leer las historias de Poe, esas narraciones extraordinarias que
quitan el aliento y agitan el corazón, porque, si al igual que yo, leen un
libro para volverse uno con el autor, deben andar con cuidado. Leer relatos
como El gato negro, El retrato oval, El
corazón delator, El pozo y el péndulo; o poemas, como El cuervo o Annabel Lee,
pueden llevarlo a uno a un estado de angustia y miedo que no estaba preparado
para enfrentar. Mientras se está inmerso en la lectura se es un demente, porque
los relatos de Poe, perturbadores e inquietantes, son un vicio insano.
Por eso creo que todos deberíamos leer a Edgar
Allan Poe de vez en cuando. Como diría él, para salvarnos de aquellos
intervalos de terrible sanidad.
Celeste Castillo