Revista Empresa

¿Por qué trabajar no puede ser otro placer?

Por Seniormanager

¿Por qué trabajar no puede ser otro placer?Cada persona establece tres nodos o ejes personalizados con los que organiza y estabiliza su vida en términos de placer e insatisfacción.

Si estos nodos dejan de funcionar correctamente, aún de forma aislada; o si dejan de interrelacionarse con los otros dos, todo el sistema deja de funcionar por simple descompensación:

El Primer nodo: Está representado por nuestro hogar, y por la familia. Pero no es el nodo más importante, pues cada quién otorga un peso relativo diferente, a la forma en que percibe su entorno.

Lo que si es un hecho, es que el sistema laboral actual, afecta la movilidad y la flexibilidad de las personas dejándoles con pocas probabilidades de desarrollar este nodo, tal y como lo hizo la generación anterior en su época.

En resumen; las cosas están cambiando y está claro que la familia y el hogar están perdiendo relevancia para la persona que trabaja. No obstante, en términos generales, estar en casa y estar con la familia, sigue siendo un hecho placentero.
El segundo nodo: Es nuestro lugar de trabajo, ese lugar en donde pasamos la mayor parte de nuestro tiempo (despiertos), y que ha tomado una gran relevancia desde el punto de vista social, ya que más allá del trabajo; estamos conformando cada día una multitud de relaciones y de interacciones con las personas con las que trabajamos, lo que poco a poco está convirtiendo a lugar donde laboramos en el más emocional de los tres ejes.

Si las condiciones, la funcionalidad y el ambiente no son los óptimos, las personas se verán afectadas, incluso sin saberlo. Por eso es tan importante que, tanto la organización como la estructura laboral, se enfoquen en el bienestar del trabajador, y no sólo con el fin de hacerlos más productivos, sino más felices.

El tercer nodo: Son los lugares en donde las personas pasan su tiempo libre, cuando no están ni en sus casas ni en el trabajo: Puede ser un cine, un parque, una biblioteca, un museo… las vacaciones o un simple paseo.

En síntesis, representa todo lo que el empleado aprecia de la vida y que considera como verdaderos placeres, sin importar el coste nominal que cada experiencia posee. Lo que importa es cómo es percibida por la persona, por lo que siempre es una experiencia grata y renovadora.

Estos tres nodos y sus características, nos dejan claro que los trabajadores son como las piezas de un reloj, si no engranan bien sus tres ejes, o si están desajustados, incluso desgastados, todo el mecanismo sufrirá las consecuencias, obteniendo como resultado un mal funcionamiento.

Cada vez que observamos resultados negativos, poca productividad y mal ambiente de trabajo, no es por causas fortuitas. Es porque el mecanismo de los trabajadores, está desajustado en el engranaje del placer.

Entonces… ¿Por qué no traer las características placenteras del tercer nodo y trasladarlas al lugar de trabajo?

Si logramos trasladar las sensaciones positivas, el placer y las experiencias gratas que las personas experimentan en el tercer nodo al segundo, es posible que podamos mejorar el ambiente de trabajo en un porcentaje bastante alto. De hecho, podríamos conseguir que el segundo nodo sea percibido de igual forma que el primero, haciendo del trabajador, una persona realmente feliz.

El futuro de los entornos empresariales exitosos, vendrá de la mano de iniciativas en las que se intente crear entornos laborales similares a los que proporcionan los placeres del tercer nodo, y en donde el objetivo será conseguir que el trabajador deje de lado el paradigma de asociar el lugar de trabajo, y las funciones que realiza, a “experiencias malas” o nada placenteras.

Muchos de los que piensan que trabajar no es un placer, seguramente han venido arrastrando un paradigma, ya que muchas otras personas encuentran verdadero placer en lo que hacen (yo me incluyo). Mientras que el resto no puede ver nada positivo en le hecho de trabajar, aún estando en el mejor empleo del mundo.
Reflexión: Los desajustes en las empresas pueden ser solucionados trayendo “los placeres de la vida” al trabajo. Es la mejor forma de conseguir un mayor equilibrio entre los tres nodos que conforman la vida cotidiana de un trabajador.


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