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Que fuiste un capullo, lo sabes y lo sé; que me hiciste daño, también; pero por mucho que lo piense no puedo cambiar de opinión. Todo el mundo dice que lo volverás a hacer, que no será la última vez y que hay cosas que es mejor dejar pasar. Tú me dices que me quieres, que lo sientes y que jamás volverás a hacerme daño. Por increíble que parezca después de todas las lágrimas que me has hecho tragar, después de todo el dolor que me has hecho sentir, en ningún momento he dejado de quererte. Algunos dicen que soy demasiado buena, que tengo que hacerme valer; pero solo pensar en no volver a ver tu carita de recién levantado, y esa sonrisa tonta que pones cuando te llamo imbécil, los ojos se me vuelven a inundar. Ellos no entienden que te necesito. Y es que me has ganado poquito a poco, lo has llenado todo: a veces de la alegría más estúpida y otras veces de la tristeza más profunda. Puede que me arrepienta o puede que sea la mejor decisión de mi vida, pero si estar a tu lado significa seguir sonriendo como una idiota quiero pintarme esa sonrisa con permanente.
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