Revista Filosofía

¿Por quién replican las campanas?

Por Anveger

“Un manifiesto de los que no pintan nada”

 

“Por eso hemos cerrado la Sala Kayro, porque sabemos que os gusta más la biblioteca”. Así rezaba el epitafio de la discoteca del ilustrísimo señor Alvarito Pinto en su cuenta de Twitter. Pues, a pesar de su dolor, para otros una buena noticia. Sí, aunque tal vez al autor de “Maibuk” le parezca increíble, otros preferimos la biblioteca; lugar donde, entre otras cosas, no hay que aguantar que famosillos exhiban -con orgullo, por encima- sus encefalogramas planos, o cuando menos, sus escasas facultades intelectuales ante un público, además de poco exigente, abotargado de alcohol, que no quiere -ni necesita- aprovechar otras posibilidades de ocio que posee Antequera (algunos dicen que hay más actividad cultural aquí que en Málaga).

Respecto al señor Pinto, a quien no negamos el derecho a sentirse escritor, nos gustaría recomendarle, ante todo, que reflexione sobre si reúne los requisitos imprescindibles para una carrera literaria: por ejemplo, talento o conocimiento de la lengua -al menos-. Algunos aspectos del primer capítulo, que ofreció recientemente al público, muestran las siguientes perlas: “replique de campanas”. Señor Pinto, las campanas no replican, sino que repican, o doblan -para no olvidarnos de nuestro queridísimo Hemingway-. En cuanto al “gritaban espantados ante lo que estaba a punto de ocurrir”. A ver, no se puede gritar espantado por lo que va a ocurrir, sino por lo que ocurre ya, salvo que sean todos personajes omniscientes. Sentimos no poder inteligir lo que ocurrirá en el futuro como sus personajes omniscientes –nuevo punto de vista literario del pintismo-. Pero ya se sabe, los grandes pensadores se anticipan un siglo al pensamiento. Nos cabe, entonces, sugerir al señor Pinto, que si se mantiene firme ante su postura, dé al libro el título de “Maibuk y veinte cagadas mías”, pues se ajusta mejor al estilo literario pintista,

Dejando de lado la complejidad metafórica del capítulo (esperamos ansiosos el resto de las entregas), huelga decir que su autor no sólo se contenta con imaginar campanas replicantes y defender sus ideales sobre lo que tendría que ser una discoteca, sino que también se ha presentado a los casting s de Gran Hermano -esperamos que con el fin de ampliar su perspectiva como periodista, escritor, diplomado en magisterio (que no maestro) y ciudadano ejemplar-. Aunque él mismo se define como “Actor y realizador de vídeos para Youtube, profesor, bloguero, colaborador de El Sol de Antequera y Relaciones Públicas”, nosotros preferimos definirle como un especialista en el corrector de Word. Pensará él cuando lea estas líneas que se trata de un ataque gratuito e injustificado hacia su persona –quizá lo único en lo que tenga razón-, pero como jóvenes antequeranos que somos, nos vemos en el deber de dejar claro aquello que no nos representa y que, lejos de ello, nos resulta penoso, en el mejor de los casos. Y en el peor, digno de sufrir las iras de algún replicante (de los de verdad) de “Blade Runner”.

En esta réplica, no de campanas, sino de jóvenes descontentos con la anestesia cultural en la que están sumidos algunos jóvenes, sólo pretendemos manifestar que la única opción no es el pintismo, y aquellos que se opongan a él desde la crítica objetiva y la reivindicación de una verdadera cultura, han de saber que no están solos.

 

Colectivo Estraperlistas.


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