Edición: Lumen, 2013
Páginas: 328
ISBN: 9788426422354
Precio: 17,90 € (e-book: 10,99 €)
Hemos traído cincuenta libros, todos por leer. Apenas un cuarto de la ropa que teníamos, contando en ese cuarto la de invierno, verano y entretiempo. Los únicos fármacos que nos acompañan son los parches anticonceptivos de Nadia, tenemos para seis meses. Luego no habrá más. (Pág. 11).
Hace una semana os hablé de Mi vida querida, el último libro de Alice Munro, una autora ya octogenaria que puede presumir de ser una de las grandes de la literatura de nuestros tiempos. Hoy, en cambio, me centro en una obra que se encuentra en la situación opuesta: la primera novela de una prometedora escritora que está en esa fase en la que aún no se es pero se espera ser, y se dispone de toda la energía y el talento necesarios para lograrlo. Lara Moreno (Sevilla, 1978), licenciada en Periodismo y con un Máster en Edición, ya había dado sus primeros pasos con la publicación de dos libros de relatos y dos poemarios, además de participar en diversas antologías. En la actualidad trabaja como editora autónoma e imparte talleres de escritura en Madrid.
Por si se va la luz nos propone un
viaje, pero no un viaje cualquiera: Nadia
y Martín se marchan a un pueblo recóndito y casi abandonado para escapar de lo
que ha devenido la sociedad, del capitalismo, del consumismo, de un sistema
en crisis que les resulta ajeno. Se llevan muy pocos objetos; su deseo es
regresar al origen, a la experiencia rural e instintiva en la que las
necesidades artificiales están de más. En esta localidad encuentran a tres
habitantes, tres personas que tiempo atrás tomaron la misma decisión que ellos.
La adaptación de Nadia y Martín a este estilo de vida y las relaciones que
entablan con los demás en este contexto tan diferente del mundo urbano son las
protagonistas de una intensa novela
coral que no debería pasar
desapercibida en el panorama de la nueva narrativa en castellano.
Puedo describir
la lectura de Por si se va la luz
como una experiencia perturbadora, y no porque altere el ánimo con trucos
previsibles, sino precisamente por su capacidad para sorprender, por su garra y
su atrevimiento. Lara Moreno escribe con una
voz poética que habla de lo sórdido, de las sombras del ser humano, de la
soledad voluntaria, de las dificultades para relacionarse con los otros y de
las propias complicaciones entre la pareja protagonista; la vida en una situación
extrema, en definitiva. La recreación de diversos puntos de vista permite
conocer bien a todos los personajes, porque, más que una novela de crítica
social, Por si se va la luz es ante
todo una obra intimista sobre la
complejidad de las personas en un entorno libre de artificios. Los concursantes de los reality-shows suelen decir que lo más duro no es el aislamiento ni la
renuncia a muchas comodidades, sino la convivencia, y que durante la estancia
aprenden a conocerse mejor a sí mismos. En cierto modo, la propuesta de Lara
Moreno transmite el mismo mensaje: se centra en la evolución interior de los personajes
(sus miedos, sus dudas, sus pequeños grandes cambios) y en el hecho de estar
obligados a entenderse (porque, pese a sus diferencias, se necesitan).
Por otro lado,
aunque la intención esté más puesta en las reflexiones vitales que en la
crítica social, resulta imposible pasar por alto el planteamiento de la huida
de la civilización, un punto de partida que me fascinó de inmediato y que de
algún modo aporta algo propio de nuestro
tiempo —no la podrán acusar de ser la enésima novela sobre la guerra civil
o la posguerra—. Este año también se ha publicado Intemperie, de Jesús Carrasco, novela con la que comparte la
elección de un ambiente rural. No puedo evitar preguntarme qué papel jugarán
estas y otras obras en el futuro, cuando se eche la vista atrás y se compruebe
que, de forma más o menos explícita, los escritores que han conocido la
sociedad capitalista plenamente desarrollada proponen un retorno a lo primario que
sin duda invita a tomar conciencia de los problemas del sistema. Además, me ha
parecido bastante interesante el papel que juegan los libros, el primer objeto
que se nombra en la novela y una de las pocas cosas a las que Nadia y Martín no
renuncian. Me gusta la elección de la literatura (en concreto, el libro físico)
como elemento que perdura, que quieren que siga cerca de ellos incluso en unas
condiciones tan distintas; no deja de ser un detalle curioso en pleno debate
sobre el libro digital.
Todas estas
ideas, estos pensamientos, me los ha provocado la lectura de Por si se va la luz. Sin ser una novela
«para pensar», hace pensar, del mismo modo que sin ser sentimentalista está
llena de sentimientos. Es pura
literatura, de la penetra en lector, con buenos personajes y un trasfondo
complejo, de aires clásicos y a la vez novedosos. En algunas reseñas
comentan que han tenido que leerla muy despacio —y lo entiendo porque desde
luego no se trata de la típica lectura fácil—, pero a mí me ha ocurrido lo
contrario: la he leído rápido porque me atrapó desde las primeras líneas, me
imbuí de sus sensaciones de extrañeza, quise saber más y más, sin parar, cada
capítulo era una nueva muestra de titubeos y tensión, una atmósfera que se me
adhirió a la piel hasta el final. Quizá esto es lo mejor de todo, que Lara
Moreno tiene su propia voz, una voz muy sugestiva y nada complaciente.

Lara Moreno.
En estos momentos me imagino a la autora ante la expectativa de que algo suceda, de que se produzca aquello que un escritor espera con su primer gran lanzamiento. Puede tener la satisfacción de haber escrito un buen libro, el orgullo de que una editorial importante haya apostado por ella y la tranquilidad de que los libreros hayan respondido bien —la han nombrado Nuevo Talento Fnac y en la faja se citan las palabras entusiastas de diversos libreros—; no obstante, aún falta una parte significativa para que se complete el círculo: la reacción de los lectores. Un gran escritor lo es por sí mismo y por su público, por la gente que disfruta con lo que escribe. Ahora podría decir que leáis esta novela para apoyar a Lara Moreno, para apoyar a una voz joven de la narrativa española; pero no me gusta hablar de literatura en términos de «apoyo», porque nadie compra un libro pensando en ayudar, sino en busca de placer, del placer de disfrutar de una lectura que impresiona, sorprende, cautiva, estremece. Por eso, prefiero animaros a descubrir Por si se va la luz porque en sus páginas vais a encontrar todo lo que se espera de un buen libro. Podéis empezar a leerlo aquí. Ojalá sea el comienzo de una gran carrera.