Vuelvo a la sala Tribueñe a disfrutar del teatro en su más puro concepto. Esta vez a imbuirme en la historia de una mujer cuya vida pudo ser de todo menos simple. Esta es la historia que la compañía Tribueñe nos ofrece en un jueves desapacible en el exterior, pero que se convierte en calor y magia dentro estas paredes. Los personajes salidos de la función nos reciben trasladándonos a los inicios del siglo XX, en el que una mujer, Francisca Marqués López, desarrollaría una vida llena de música y sensaciones.
"Por los ojos de Raquel Meller" nos muestra un personaje desgarrado, que se embarca en una carrera musical no siempre feliz. La ambición y la lucha por su estilo propio jalonarían una vida de deseos, genio, y tortura psicológica.
Después de disfrutar de un espectáculo como este, es difícil desgranar la cantidad de sensaciones que vive uno como público. Es tan fuerte la sensación de haber sido hipnotizado y embaucado por tanta magia escénica, que sería como desentrañar toda una vida. Las candilejas que enmarcan el espacio escénico te sumergen en una época pasada y la voz y el piano en directo, sin ningún artefacto tecnológico que la distancie del público, crean la atmósfera mágica que lleva al espectador a formar parte de la acción. La voz de Maribel Per alcanza tanto preciosismo que te envuelve en cada uno de los temas que interpreta. Desde una primera etapa con temas en los que acata lo que le impone la necesidad de llegar al gran público con unas canciones de tono picaresco, hasta las últimas, buscando un estilo más "profundo" en el que llega a impresionar el patetismo de un ser humano perdido en su propio endiosamiento. Hugo Pérez, en la dirección de este montaje da muestras de una extraordinaria imaginación, rayando con la genialidad, al componer cuadros tan artísticos y aprovechando al máximo las posibilidades tanto de escena como de intérpretes. Es gratificante ver que cada personaje encaja en su intérprete como un guante. Nunca se sabe si el personaje está hecho para el actor o el actor está hecho para el personaje. Las capacidades de cada artista son exploradas y explotadas con sabiduría por este joven director. Cada uno de los personajes está perfectamente encajado en el conjunto, adoptando la importancia de un protagonista por los matices que aporta a la obra.Me quedo con las sensaciones, la experiencia de haberme trasladado en el tiempo y haber vivido dos horas un sueño mágico de otro tiempo.