El pasado lunes por la tarde me entere que se había anulado una clase que tenia de la facultad, no tenia nada que hacer, y, ¿qué mejor manera de emplear la tarde que ir de pesca? Por lo que despues de varios meses volví a las oscuras y profundas agua de la cuenca del Tajo. El objetivo de la jornada seria sacar algún siluro y luciopercas, peces que no estoy muy acostumbrado a pescar ya que por mi zona no hay.
La estrategia seria ir haciendo orilla en busca de las vampiras y al llegar a puntas que me gustasen pescar siluros, así optimizaría el tiempo de la jornada. La cosa no empezaba muy allá, no tenia ni una sola picada y en las zonas donde debería de levantar siluros, la sonda la marcaba como que estaba vacía, los siluros estaban ahí, pero el clonk no les hacia subir.
Tras varias puntas tocadas, finalmente doy con una donde sube un siluro que sube rápidamente y me da una picada tímida que apenas me dio opciones a clavar, esto mismo me pasó dos veces más.
Al final tras mucho insistir me pude hacer con un par de pequeño tamaño, uno de ellos (el de la foto), por un par de minutos me hizo pensar que se trataba de uno decente, llegando a doblar mi Hart Bloody Hardcore Swift C1pero, para mi desgracia, venia prendido de la cola y de ahí que la lucha fuera más intensa.
Volviendo para el coche, con el sol casi puesto empece a sacar luciopercas, todas de pequeño tamaño, pero lo justo para que me mantuviera entretenido en el trayecto.
Una vez puesto el sol y llevando un buen rato sin picada alguna, mi señuelo se freno en seco y algo empezó a pegar unas carreras bastante rápidas y potentes. Al principio creí que se trataba de un barbo, pero al verle la cara me lleve una grata sorpresa y con ella finalice la jornada.