Toda una herida
Sólo algún acontecimiento demoledor puede llevar a un narrador a adentrarse en el universo particular de la poesía, y eso no siempre es un paso seguro, es un salto sin red, porque las convenciones de uno y otro género son radicalmente distintas. Esta especie de ‘tour de force’ es lo que acaba de hacer Rubén Castillo con estos cuarenta poemas, desafiarse a sí mismo para lanzarse a un terreno que, una vez leídos los versos, no parece tener mucho de desconocido para él. Es obvio que hay una herida abierta, un tajo que el autor necesitaba cerrar, o exorcizar, como él mismo ha llegado a decir, y a fe que lo ha conseguido, a juzgar por la intensidad de las imágenes, por el verso preciso, por cómo han fluido los sentimientos verso tras verso, por una obra que nos revela que había un poeta escondido tras uno de los mejores narradores murcianos de las últimas décadas.
‘Vivir es un sol de invierno proyectándose sobre un periódico atrasado’, así de contundente es el dolor sobre el que habla el autor, así de constante es el hastío que le asalta aun cuando el resto del mundo siga funcionando, como esa niña que pinta pájaros con plumaje de ámbar, ajena al dolor de los ojos del poeta que la mira. Ese dolor, ese país desconocido que da título al poemario, termina por perfilarse gracias a una geografía que muchos lectores hallarán familiar, a poco que hayan tenido algún serio revés en sus vidas. Una geografía a la que accedemos también de la mano de una voz poética que se desdobla, la de un Rubén que habla consigo mismo, como pidiéndole al hombre que ve a diario en el espejo explicaciones por ese dolor en el que le cuesta manejarse.
En estos cuarenta itinerarios hay alguno que impresiona más que los otros, como el poema Hidrografía, de una brillantez sobrecogedora en la potencia de imágenes que son niágaras de sangre, nilos de gelatina o támesis de asco. No hay un verso superfluo, hay un tiempo estrábico que no se fatiga, una sonrisa que actúa como coraza, unos electrones que lloran… En suma, hay un alma que palpita en cada línea, un aliento que pugna por desprenderse del dolor que ha estado a punto de asfixiarle, un hombre que ha buscado la liberación por encima de todo y que va a sorprender a quienes sólo hubieran visto a Rubén Castillo como prosista, aunque menos a quienes ya le sabíamos capaz de dominar el verbo tal y como ahora ha vuelto a demostrar.
Por un país desconocido. Rubén Castillo.Editorial: Balduque. Cartagena 2016. 94 págs. 12 euros.(LA VERDAD, "ABABOL",2/4/2016)