En esta semana en contra de la Violencia de Género, quisiera comentarles sobre un tipo de violencia que, quizás, no sea tan conocida o, para muchos, no sea gran tema. La violencia obstétrica, que se ha dado bastante en Chile en los partos de las mujeres. Casi el 100% de las mujeres sufre este tipo de violencia durante el momento más importante de sus vidas. Y yo soy una de ellas.
Durante la espera de C y siendo madre primeriza, hay varios temas que no tenía en cuenta en términos de qué esperar para el parto. Ahora ya los tengo muy claros, pasé por mi primera experiencia, sin embargo, no podría decir que fue lo más lindo de mi vida. Si bien rescato varios momentos, hay otros en los cuales sentí violencia silenciosa y poco respeto. Las mujeres embarazadas están pidiendo a gritos que los doctores empiecen a humanizar más sus partos. La cantidad de cesáreas que se hacen en Chile son ridículamente altas. Más de la mitad de las mujeres terminan con una cesárea, ya sea porque los doctores la programaron (que fue mi caso) o porque en el momento del parto no todo salió como debía salir.
Yo soñaba con un parto normal. Aunque tengo bastante miedo a las agujas y una tolerancia normal al dolor, no sabía si iba a poder aguantar las contracciones y el puje. Tomé clases con una Kinesióloga muy profesional que trabaja en un emprendimiento llamado Gestavida. Ella me hacía ejercicios para ir fortaleciendo los músculos que utilizaría en el parto. Agrego que lo pasábamos increíble cada vez que venía. Me sentía muy acompañada
El gran día se acercaba y varias veces terminamos en la clínica pensando que era “el momento”, pero no fue así. Volvimos a la casa las dos veces, ilusionados con que el momento estaba por ocurrir. Luego de una visita al doctor el día lunes, me expresó que si no nacía C de lunes a jueves, entonces el día jueves tendría que programar la cesárea e inducirme. Yo no me encontré muy contenta con esta decisión, mi prioridad era un parto normal. Lamentablemente, no sabía que yo podía elegir y que el médico no tiene siempre la última palabra.
Llegó el jueves, a las 8:30 de la mañana empacamos todo y partimos a la clínica. De un minuto a otro comenzaron con la injección de oxitocina, como resultado, las contracciones venían cada vez más seguidas y dolorosas. He aquí donde comenzó lo que NO me pareció en mi parto.
Primero, haber programado una cesárea para que nazca mi bebé. Entiendo que varias personas prefieren este sistema de parto, yo siempre quise un parto normal. Hay ocasiones en las que sí es necesaria una cesárea, pero esta puede ser muy cuidadosa y humanizada.
Segundo, la injección de oxitocina artificial para comenzar las contracciones. Podría haber esperado dos semanas más y no tendría que haber pasado por esto.
Tercero, los tactos. Ocho meses después aún sigo traumada con un tacto poco delicado de parte de la matrona. Intentó dilatar un poco más el cuello, provocando mucho dolor y MUCHOS gritos de mi parte. Llegaron enfermeras de la clínica para ayudar pero ella, muy calmadamente, decía que estaba todo bien. Yo lloraba a mares y con hipo. No fue todo, seguían durante el trabajo de parto. Fue muy incómodo y muy poco digno.
Cuarto, la cesárea. No fue humanizada. Todavía recuerdo los codos de los doctores encima de mis pulmones mientras intentaban sacar a C. Yo le intentaba gritar que no podía respirar. ¡Lo más insólito fue que mientras me cosían, hablaban sobre sus vacaciones!
Quinto, romper la bolsa. Ese día sentía que todo se hacía rápido para que los médicos pudieran irse a la playa el fin de semana largo. Romper la bolsa con los dedos, para mi fue horroroso. Entiendo que es un procedimiento más, pero no sentí respeto.
Luego de esto, tuve otros malos ratos con las enfermeras, pero de a poco fue mejorando la estadía en clínica luego del nacimiento de mi precioso C.
Ayer decidí cambiar de doctor y buscar a alguien que estaba de acuerdo con el parto humanizado. Creo que como mujer, uno puede buscar alternativas para sentirse respetada en sus decisiones y deseos. Después de todo, EL PARTO ES NUESTRO. Tenemos el derecho de tener a nuestro bebé de una forma que él sea recibido con amor y respeto. Nosotras podemos tomar esa decisión.
Yo no estuve bien informada de todas estos puntos mientras estaba embarazada o antes de tener a C. Quiero pedirle a futuras madres que se informen, que busquen un doctor que las respete y que su plan de parto lo hagan saber. Conozcan a la matrona meses antes del parto. Pidan a su hijo cuando nazca, que se lo pongan sobre el pecho, que comience con la lactancia justo entonces. Pidan un tiempo para ustedes solos, con sus parejas, maridos. Háganlo, no tengan miedo. ¡El parto es de ustedes y la memoria la hacen ustedes!