Por un urbanismo más sostenible... y menos corrupto
Publicado el 04 febrero 2011 por Hugo
Júntense las dos razones expuestas, un Urbanismo que ha abandonado sus objetivos, su razón de ser, para ponerse al servicio del sector inmobiliario (el Urbanismo a la carta preconizado en la LRAU), y la ausencia de mecanismos que permitan que las plusvalías generadas por las decisiones urbanísticas queden en manos de quien las toma, y la corrupción está servida. Pero no se hable de corrupción urbanística, ni se presente como un problema que deba ser combatido exclusivamente por vía de la represión penal. Estamos ante un proceso de perversión del Urbanismo, una evolución que inevitablemente nos aboca a la corrupción inmobiliaria. La corrupción urbanística no es más que la consecuencia de la corrupción del Urbanismo.
Fernando Gaja i Díaz, '
¿Corrupción urbanística o corrupción del Urbanismo?'.
La segunda pata del trípode en que se ha basado la Modernidad, y por extensión el Urbanismo moderno, era, y es, la del productivismo o desarrollismo. La Modernidad, la sociedad industrial, partía de la absurda creencia, sin base lógica, ni científica, de la infinitud de los recursos, de la ilimitada capacidad del planeta para absorber todos los residuos, para atender todas nuestras demandas, los consumos ilimitados, para poder dar satisfacción a todos nuestros deseos y caprichos. Un valor que es la transposición laica del mandato bíblico del "creced y multiplicaos", devenido finalmente pesadilla. (...) En la esfera de la economía esta idea significa que el aumento permanente de la producción, el crecimiento constante del PIB o la acumulación sin tregua de capital, son los objetivos (y el motor) del modelo (de hecho el término crisis económica se asocia unilateralmente con reducción de la producción). Todo lo que no sea "desarrollo", entendido como crecimiento cuantitativo (...), no interesa. (...) Pero este productivismo agoniza. (...) Hora es, pues, de construir un Urbanismo alternativo al "exquisito cadáver" que es el actual. Un Urbanismo no basado en el crecimiento: el del siglo XXI, que será el de la transformación, a diferencia del pasado, que ha sido el de la expansión. De forma paralela a la actual construcción de una Economía alternativa a la expansiva denominada de "estado estacionario", deberíamos hablar ya de un "Urbanismo del estado estacionario".
Fernando Gaja i Díaz, 'Urbanismo y sostenibilidad, ¿una contradicción en los términos?', pp. 30-31.