Por una navidad para todos

Llegan estas fiestas y nos sensibilizamos todos un poco más. Posiblemente sea por lo que nos ¨venden¨ en las campañas navideñas. Imágenes de familias reunidas, felices, grandes eventos, reuniones con amigos, etc. Pocos enseñan la realidad que se está viviendo en la otra cara, en las casas que no podrán disfrutar de eso. Cierto que esto pasa todo el año y a veces muchos cerramos los ojos ante lo que no queremos ver pero llega un día en que los abres y te das cuenta de tantas cosas…

A veces no entran caprichos que todos merecemos, auto-regalos, que nos los ganamos con nuestro sacrificio diario, pero pocas veces valoramos el auténtico valor del dinero.

Un café, por ejemplo, un euro que nos sabe a poco, que nos dura 5 minutos en saborear y que ya se esfuma. Pero ¿y si vemos la otra cara de esa moneda? ¿Y si vemos que por menos de ese euro podemos comprar 1 kilo de comida? Comida que llena las bocas de varias personas. Y no es sólo un euro es uno tras otro. Se puede llegar a formar una cadena solidaria.

No nos damos realmente cuenta de lo que significa, ni nos paramos a pensar quien será la persona a la que llegue esa comida. Puede ser cualquiera. Un vecino del que ignoramos su situación, un familiar que atraviesa un mal momento, un niño que recibe el azote del daño colateral de este difícil momento en el que nos encontramos… o nosotros mismos en un futuro. Nunca se sabe las vueltas que da la vida. Quizá algún día, ojalá no, seamos nosotros los que necesitemos esa colaboración.

Este artículo no trata de concienciar, ya que la conciencia es tan personal que si no viene de uno mismo jamás llega. Sólo trata de no cerrar los ojos, de no girar la cara a la realidad en la que se encuentra tantísima gente. Personas cómo tú o cómo yo que sólo necesitan pequeños empujones para salir adelante. Tampoco se trata de verlo sólo ahora que nos invade el espíritu navideño, tendría que ser siempre.

Hay mil iniciativas en cada ciudad o barrio en la que piden colaboración. Asociaciones de comercios de barrios, ayuntamientos, etc… no siempre con comida, si no también voluntariado, donación de juguetes, compañía a nuestros mayores, que gracias a ellos, anónimos o cercanos, estamos aquí. Ellos son los que nos han abierto el camino de una forma u otra y que han dado lo mejor de ellos durante su vida, y ahora muchos no tienen ni a quien contarle sus historias, las historias de su vida.

Dejemos de mirarnos al espejo y miremos a la calle que seguramente nos devolverá una imagen muy diferente de la que estamos acostumbrados a ver.

Soy la primera que me voy a aplicar el cuento. De pequeña hice varias donaciones de juguetes y ropa gracias a mi madre, pero con el tiempo reconozco que el egoísmo, o a veces nuestras propias vidas nos absorben tanto que hacen que dejes escurrir el tema. Pero tiempo de cambiar siempre hay…

¿Te apuntas al cambio? Recuerda, un solo euro puede cambiar los días de muchas personas….

Feliz Navidad amores…

Sonia Morgade - Ohh Lolâ
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