He de confesarles que pertenezco a un pequeño grupo que nos hacemos llamar “los hombres de blanco”. Un grupo que tiene como objetivo llevar la contraria a los famosos “hombres de negro”. Esos a los que hace alusión el ministro hiena, Montoro, y que se encargan de apretar las tuercas a nuestros gobernantes para que cumplan, sin remisión, las órdenes que vienen de allende los Pirineos, principalmente de Alemania.
Así es que mis amigos italianos me han llamado para que nos presentemos allí y les digamos lo que está pasando en España para que ellos lo puedan evitar, que también están cerca.
Y, cuando lean esto, estaré por la región de Campania, cuya capital es Nápoles. Y ya que voy, no tendré el inconveniente de visitar Pompeya, el Vesubio, Sorrento, Capri y la Costa Amalfitana, vamos unas excursiones que me llevarán unos días, así como diez.
Amalfi. Vista desde el mar.
Por ello, espero que entiendan que Kabila permanecerá en el dique seco hasta mi vuelto. Ya les contaré de mis andanzas, confío que para entonces no haya cambiado mucho esta cosa llamada España. Quién sabe, quizá esté rescatada, quizá sepamos si nos subirán las pensiones. Chi lo sa?
No me tengan envidia que esto pasa pronto. No se preocupen por mí, tengo recomendación con la camorra. Y sobre todo, no crean que les abandono, simplemente hago un paréntesis. Aguanten sin mí, aunque sé que no será fácil. No sé si entraré en la blogosfera, pero me temo que mis tareas no me dejen tiempo. Es duro tener que ir a Capri y luego volver a Amalfi, o visitar Paestum. Pero en fin, si de algo les sirve, les brindo este viaje.
Va por ustedes y por esta España cada vez más recortada y cañí. Hasta la vuelta.
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