Porcupine Tree

Porcupine Tree - Signify (1996)
(antes que nada, discuplas, la semiótica lo deja a uno así)Viajar es lindo, especialmente acá, en argentina. Hay algo que tiene nuestro país, y que todavía nos confunde un poco, y es su extensión, su chatura. Somos la pampa y la Patagonia, fértil y desértico, pero siempre, siempre horizontal. (somos otras cosas, pero demasiadas para mencionar)Hay algo muy raro del viaje (y viaje acá es ruta, es auto, y estaciones de servicio y camiones) que pasa cuando no pasa nada. Es el horizonte, ahí acostado en el fin del mundo, acompañándonos a todos lados. Cuando uno viaja no hace nada. Está sentado, porque todo nosotros está viajando, desplazandose distancias considerables. Pareciera que los hombres nos hubiéramos construidos las máquinas para movimientos inmensos, épicos, entregándoles como tributo nuestro propio movimiento particular. Además pasa (y es más relevante) que el mundo que miramos parece complementar con esta norma. En ruta, en viaje el mundo se deshace y se convierte en un esquema que se va a repetir una y otra vez hasta llegar a destino. Parece que cuando viajamos, el mundo, para permitirnos mutar tan extremamente (cambiar de espacio es cambiar uno) tuviera que anular su propia mutación (lo mismo pasa desde un avión, cuando el mundo se deshace en mar, o nos muestra que en realidad es más mar que otra cosa). El horizonte está ahí para unificar, para convertir todo no en uno, si no en infinito, en unidad eterna, cosa viva y existente que se estira para siempre. Nuestros ojos, idos sobre esto (mirar el infinito es ahogarse en el) dejan paso al transe, transe de viaje.


Porcupine tree es transe. Pero no trance. Es psicodelía de la era cibertrónica (de cuando se le decía cibertrónica). Cyberpunk progresivo y gentelmánico. Alineandose con la doctrina Floydeana, estos cuatro británicos (la banda, que nace como proyecto semi-solista de Steven Wilson se consolida como grupo para este disco) parten del virtuosismo y lo moldean, lo recatan, lo estructuran para componer canciones. Instrumentales o no, lo que nunca se puede dejar de lado es la gracia y el gusto, lo nebuloso (de la astronomía), hipnótico, rockero de sus canciones. Son pequeñas historias siderales, de cohetes y naves, y galaxias muy lejanas hechas de restos de palabras proyectadas al universo en transmisiones de radio. Se circunda a Neu!, casi que se lo cita en el tema que da nombre al disco, precioso instrumental neurótico y guerrero, mágnífica apertura de disco completamente dictaminado por la repetición. Como el horizonte. La voz de Wilson flota cuando canta, las armonías de Dark Matter se elevan apenas unos centímetros, nos atrapan y nos mantinen con ambos pies a milímetros del suelo. La banda se luce en cada tema, la justeza bajo-batería habla de músicos, mas que de talla, de inteligencia (signify y como se funde en sleep of no dreaming, me pueden cada vez); las guitarras de wilson son dramáticas, pero es un drama del que apenas vemos una estela, un reflejo de años luz de antiguedad, son tragedia y fantasía cósmica, también saben ser humanas, cansadas, personales, cargadas de polvo; los teclados, a cargo de un personaje con el genial nombre de Richard Barbieri (lo de personaje viene más por el lado de que antes de estar acá tocaba en Japan, con David Sylvian) son una fuerza dominante, omnipresentes y acechantes, siempre modulados, ordenados en pequeñas series de sonidos, repetidos al infinito, a infinidad de capas que trabajan como constelaciones, o son inmensos rayos de pura energía sonora, sol asesino de placer.Quiero decir muchas cosas más, quiero hablar sobre el estribillo de Sleep Of No Dreaming (dormir sin sueños), sobre Waiting (fase 1 y 2, phase, phased out), sobre como este disco (y mucho del trabajo de esta banda) conjuga la astronomía con la religión (Intermideate Jesus, Light Mass Prayer, Idiot Prayer, Pagan son todos temas inmensos, bellísimos), sobre la hora que dura este disco y como parece menos de media, sobre lo épico de los solos (de vuelta, el final de Sleep Of No Dreaming), lo maravilloso de las voces, esta música. pero no, son ingleses progresivos noventeros haciendo Kraut espacial (y no es redundancia) y drogadicto, hermoso. Bajen.

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