Porque así me quieren ellos

No parece lo que es, pero ¿qué parece? Seguramente tampoco es lo que parece. Es lo que tiene la fotografía abstracta, que juega con nosotros sin piedad y nos lleva a lugares extraños y poco transitados. Por lo general, cuando vemos una imagen abstracta, nos faltan referentes para poderla encasillar en los diferentes universos que conocemos, aunque algunas veces nos hace sentir cosas así, sin más, como de la nada. Ese sentimiento es mágico y sincero. Por eso me gusta tanto lo abstracto, aunque a lo mejor alguien lo ha adivinado… todo es posible.

La verdad es que no es una abstracción de las más abstractas que puede haber, yo mismo he subido aquí algunas otras mucho más imposibles de descifrar. En este caso se trata del puño de una moto, aunque no importa demasiado, la verdad. Lo que importa es si la imagen tiene algún atractivo o no. A mí me gusta a pesar de su simpleza. Tiene algo que me atrae.

También me atrae ese enigma inicial ¿Es lo que parece? ¿Qué parece? ¿Parece lo que es? No sé, tiene algo de absurdo y las cosas absurdas suelen tener su gracia.

Claro que no siempre. En mi caso, por ejemplo, encuentro bastante absurdo tener cáncer y sin embargo lo tengo y no me hace ninguna gracia. Una vez más vemos que generalizar no sirve de nada porque nos encontramos con excepciones para todo, constantemente.

Aun así creo que soy una persona feliz. Increíble ¿no?

Pues es cierto. La gente que está dispuesta a ayudarme (ellos saben quienes son), está empeñada en que yo esté lo mejor posible. Y hablo de gente que está a miles de kilómetros de distancia en algunos casos y a pocos centímetros en otros. Este propósito ha pasado a ser el centro de sus vidas y vuelcan sus esfuerzos en ello. De una u otra forma me cuidan, se preocupan por mí, me dan ánimos, me escuchan, me dan mi espacio, guardan silencio, tratan de comprenderme, me dejan tiempo libre, son pacientes, me aceptan tal como soy, me soportan, me conceden caprichos y me quieren.

Todo eso me llega. Me llega a lo más profundo del corazón y del alma. Me llega con una virulencia insospechada. Como un tsunami que arrasa con todo lo que se encuentra y no deja títere con cabeza. Me llega con una sinceridad tan sincera que parece irreal, con una determinación férrea, a prueba de bombas futuras y de los posibles vaivenes del destino. Me llega por los cuatro costados, por los cuatro puntos cardinales y por los 7 puntos del chakra. Por todas partes.

Porque así lo quieren ellos. Porque así me quieren ellos. Por eso.