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Una mascota como perro, gato, hamster o
una iguana pueden ser el mejor amigo de un niño de formas impensadas. La
investigación demuestra que las mascotas pueden favorecer el bienestar
emocional y físico de un niño
Es fácil comprobar que las mascotas
pueden enseñar responsabilidad a los niños. Un niño de apenas tres años
puede hacerse responsable de proporcionar agua a las mascotas, mientras
que los niños mayores pueden asumir tareas como pasear al perro.
"Realizar
tareas adecuadas para su edad al ocuparse de la mascota junto con sus
padres hace que un niño se sienta más competente", según los
especialistas en desarrollo infantil Nienke Endenburg y Ben Baarda.
Además
de hacerlo sentir más seguro respecto de sus habilidades, tener
mascotas puede desarrollar la capacidad relacional de un niño, en
especial en lo que se refiere a empatía, informó el Washington Post. "El
motivo es obvio: ocuparse de una mascota hace que un niño abstraído
deje de estarlo."
"Escuchar el maullido de un gatito que tiene
hambre o ver que un perro corre a la puerta cuando quiere salir lleva a
los niños a pensar: '¿Cuáles son sus necesidades y qué puedo hacer para
ayudar?'" según el Post.
Las mascotas también reducen el estrés,
agregó el Post. Investigadores del Instituto Nacional de la Aflicción
Infantil estudiaron el juego de niños con animales terapéuticos. Cuando
los niños acariciaban a los perros, su distensión era visible y también
disminuía su presión sanguínea. Lo interesante es que también la presión
sanguínea de los perros se reducía durante esas interacciones.
Los
bebés que interactúan con mascotas, sobre todo con perros, se ven
expuestos a bacterias beneficiosas que reducen las probabilidades de que
desarrollen alergias, indicó el Dallas Morning News. Investigadores de
la Universidad de California en San Francisco analizaron las bacterias
intestinales de los bebés en cuyas casas había perros o no los había.
"En
el caso de los bebés que no tenían mascotas, (el crecimiento de) la
flora bacteriana intestinal estaba relacionado con el desarrollo de
alergias a los dos años de edad, pero eso cambiaba en el caso de la
flora intestinal de los niños que tenían perros", según la Dra. Susan
Lynch.
Los niños autistas se benefician de la interacción con
mascotas, según un estudio de investigadores de la Universidad de
Missouri. El estudio se concentró en la comunicación, cooperación,
responsabilidad, empatía, participación, autocontrol y seguridad de
niños autistas de entre ocho y dieciocho años.
Los investigadores
concluyeron que "las habilidades sociales de los niños autistas –sobre
todo en lo relativo a seguridad- aumentaban con el tiempo cuando había
una compañía animal, mientras que los problemas de conducta disminuían",
según un informe del Mohave Valley Daily News.
Artículo de Marsha Maxwell
Vanguardia