Un estudio de la
Universidad de Tübingen en Alemania publicado hoy en el Journal of Experimental Medicine,
explica cómo el sueño puede combatir una infección, mientras el estrés crónico, pueden hacer que el cuerpo
sea más susceptible a las enfermedades. Cuando las células T reconocen un objetivo
específico, activan proteínas pegajosas conocidas como integrinas que les permiten
unirse a su objetivo y en el caso de una
célula infectada por un virus, la elimina. Si bien se sabe mucho sobre las
señales que activan las integrinas, las señales que podrían reducir la
capacidad de las células T para unirse a sus objetivos son menos conocidas. Los
Investigadores descubrieron que ciertos agonistas del receptor acoplados con Gα
s, incluidas las hormonas adrenalina y noradrenalina, las moléculas
proinflamatorias prostaglandina E 2 y D 2 , y la adenosina neuromoduladora,
impiden que las células T activen sus integrinas después de reconocer su
objetivo. Los científicos estudiaron células T tomadas de voluntarios sanos
mientras dormían o permanecían despiertos toda la noche. Las células T tomadas
de voluntarios dormidos mostraron niveles significativamente más altos de
activación de integrina que las células T tomadas de sujetos despiertos. Los
investigadores pudieron confirmar que el efecto beneficioso del sueño sobre la
activación de la integrina de las células T se debió a la disminución en la
activación del receptor acoplado con Gαs. El estudio podría estimular el
desarrollo de nuevas estrategias terapéuticas que mejoren la capacidad de las
células T para adherirse a sus objetivos. Esto podría ser útil, por ejemplo,
para la inmunoterapia contra el cáncer, donde se solicita a las células T que
ataquen y eliminen a las células tumorales.
Revista Salud y Bienestar
Un estudio de la
Universidad de Tübingen en Alemania publicado hoy en el Journal of Experimental Medicine,
explica cómo el sueño puede combatir una infección, mientras el estrés crónico, pueden hacer que el cuerpo
sea más susceptible a las enfermedades. Cuando las células T reconocen un objetivo
específico, activan proteínas pegajosas conocidas como integrinas que les permiten
unirse a su objetivo y en el caso de una
célula infectada por un virus, la elimina. Si bien se sabe mucho sobre las
señales que activan las integrinas, las señales que podrían reducir la
capacidad de las células T para unirse a sus objetivos son menos conocidas. Los
Investigadores descubrieron que ciertos agonistas del receptor acoplados con Gα
s, incluidas las hormonas adrenalina y noradrenalina, las moléculas
proinflamatorias prostaglandina E 2 y D 2 , y la adenosina neuromoduladora,
impiden que las células T activen sus integrinas después de reconocer su
objetivo. Los científicos estudiaron células T tomadas de voluntarios sanos
mientras dormían o permanecían despiertos toda la noche. Las células T tomadas
de voluntarios dormidos mostraron niveles significativamente más altos de
activación de integrina que las células T tomadas de sujetos despiertos. Los
investigadores pudieron confirmar que el efecto beneficioso del sueño sobre la
activación de la integrina de las células T se debió a la disminución en la
activación del receptor acoplado con Gαs. El estudio podría estimular el
desarrollo de nuevas estrategias terapéuticas que mejoren la capacidad de las
células T para adherirse a sus objetivos. Esto podría ser útil, por ejemplo,
para la inmunoterapia contra el cáncer, donde se solicita a las células T que
ataquen y eliminen a las células tumorales.
Sus últimos artículos
-
¿El uso de chatbots de IA para evitar la soledad puede afectar la salud mental?
-
¿Cómo el cerebro descifra el sarcasmo, las metáforas y el tono?
-
El humo de tercera mano pone en grave riesgo a niños y adultos
-
La depresión se incrementa en mujeres con afecciones ginecológicas
