Qué dice, doctor, ha sido una desgracia. Pues no. Lo que ocurrió el año pasado es un hecho excepcional que recordarán los nietos de los niños que vivieron aquella temporada histórica. Es muy poco probable que los que estemos leyendo estas líneas volvamos a ver un hecho igual.
Se estaba acostumbrando a los niños a decirles que el Barça era imbatible, que tenía los mejores jugadores del mundo y que lo normal era ganar. Pero lo más probable es que este año lo pierda todo; que no gane ni un título y yo les pregunto a los niños en la consulta ¿y qué pasará? pues nada. Sabemos que la vida está llena de tropiezos, de triunfos y de fracasos, de alegrías y penas. Y hay que estar preparados para ello.
Todos estaban convencidos de que el Barça remontaría el resultado. La calle se paralizó, no circulaba ni un coche pero yo, en mi consulta, no oía petardos. Mala señal; en partidos como estos el estruendo que se oye desde cohetes a bocinas de motos y coches indican un gol del Barça. Al llegar a casa vi un trozo de la segunda parte pero como veía el continuo juego de frontón me fui al ordenador a trabajar; entonces se oyó un rugido por el gol de Piqué en las postrimerías del partido. El Barça ganó pero perdió la eliminatoria. Como en todo en la vida unos ganan y otros pierden; hay que aprender a perder para remontar el fracaso y llegar a la meta ganador.
Repito, la eliminación del Barça es buena y si lo pierde todo esta año demostrará lo que siempre ha sido: no es más que un club. No pidamos peras al olmo.