Revista Salud y Bienestar
Una investigación proporciona la primera comprensión molecular de por qué las personas aumentan de peso debido al estrés, los ritmos circadianos alterados y el tratamiento con glucocorticoides: todo está en el momento de las caídas y aumentos del cortisol, según un nuevo estudio realizado por investigadores de la Facultad de Medicina de la Universidad de Stanford. Las células de grasa normalmente se mueven a un ritmo de 10 % por año; mueren y son reemplazados por células de grasa recién diferenciadas. Lo que ha fascinado por mucho tiempo es cómo nos mantenemos a este ritmo, y el misterio de lo que activa el interruptor que conduce al aumento de peso. El equipo descubrió que la maduración de células grasas aumenta si la depresión en exposición a glucocorticoides dura menos de 12 horas. Los glucocorticoides activan las células precursoras para que se conviertan en células grasas, pero qué detiene los aumentos diarios normales y saludables. Los experimentos de los investigadores indicaron que el sistema debe basarse en dos tipos de retroalimentación positiva (rápida y lenta) para permitir que las células precursoras ignoren la subida y caída normal de los glucocorticoides, así como los pulsos cortos durante el día, y lograr responder a pulsos largos. Descubrieron que no se producía un aumento de la grasa siempre y cuando los glucocorticoides, administrados por inyección, se realizaran en picos circadianos normales, incluso si aumentaran los niveles máximos de glucocorticoides multiplicados por cuarenta. La investigación tiene implicaciones para controlar el aumento de peso en humanos, dado que la conversión de células precursoras en células adiposas ocurre a través de un interruptor biestable, que puede controlar el proceso con pulsos.