Un estudio, de la Escuela de Medicina
de la Universidad de Minnesota que se publica en JCI,
encontró que las enfermedades comunes en el mundo en desarrollo podrían ser las
culpables. La malaria, la tuberculosis y las infecciones causadas por parásitos
pueden dañar las estructuras de ganglios linfáticos que son cruciales para
desarrollar la inmunidad después de una vacuna. Para el estudio, los
investigadores evaluaron grupos de personas de Uganda y Estados Unidos y
apreciaron diferencias significativas en la anatomía linfoide. Todos los
participantes ugandeses mostraron evidencia de diferencias en la anatomía de
sus ganglios linfáticos secundarios en comparación con los participantes en los
Estados Unidos. Estas diferencias incluyen fibrosis, activación inmunitaria
aumentada y otros cambios en la anatomía que se considerarían anormales en los
Estados Unidos. Esto sugiere que las infecciones comunes en el mundo en
desarrollo pueden ser un factor limitante importante en el desarrollo de la
respuesta inmune a una vacuna. Estos datos tienen implicaciones importantes
sobre cómo se diseñan y se prueban las vacunas para las infecciones que tienen
un gran impacto en el mundo en desarrollo.