Revista Salud y Bienestar
Una
investigacion de la Universidad Charles Perkins Centro de Sydney y el
Instituto Garvan de Investigación Médica publicada
hoy en la revista Cell
Metabolism,
explica los efectos de los edulcorantes artificiales sobre el
cerebro la regulación del apetito y la alteración de la percepción
del gusto. Después
de la exposición a una dieta que contenía endulcorantes
artificiales apreciaron
que los animales empezaron a comer mucho más. A través de la
investigación sistemática de este efecto, se encontró que dentro
de los centros de recompensa del cerebro, la sensación dulce está
integrada con el contenido de energía. Cuando endulzante versus la
energía están fuera de equilibrio durante un período de tiempo, el
cerebro vuelve a calibrar y aumenta el total de calorías consumidas.
El consumo de edulcorante artificial en realidad aumenta la
intensidad dulce del azúcar nutritiva real, y esto a su vez aumenta
la motivación general a comer más alimentos. Este es el primer
estudio que identifica cómo los edulcorantes artificiales pueden
estimular el apetito, al identificar una red neuronal compleja que
responde al sabor dulce artificialmente. La vía descubierta es parte
de una respuesta al hambre. Estos resultados refuerzan aún más la
idea de que las bebidas procesadas sin azucar no son tan inerte como
anticipamos. Los edulcorantes artificiales pueden cambiar el cómo
los animales perciben la dulzura de su comida, con una discrepancia
entre los niveles de dulzura y de energía que provoca un aumento en
el consumo de calorías y por ende aumento de peso.