Si no tienes intolerancia al gluten y en tu entorno no hay ningún celíaco es probable que este problema pase desapercibido para ti, sin embargo cada año crece el número de personas diagnosticadas con celiaquía, principalmente porque muchos ignoran que la tienen, y lo que no se explican es el porque los productos sin gluten son más caros.
Afortunadamente la celiaquía no es una alergia, se trata de una intolerancia alimentaria que obliga a evitar aquellos alimentos que contienen gluten, entre los más básicos se encuentran el pan, la harina y la pasta que se suelen hacer con trigo; pues bien, el precio por kilo de la harina, los fideos o la pasta sin gluten suelen ser cinco veces más caro que la normal.
De manera que tanto si uno decide comprar productos elaborados, como dedicar unas cuantas horas semanales a elaborar panes, galletas, o pasta fresca por poner algunos ejemplos, la compra saldrá mucho más cara, ya que algo tan básico como la harina es mucho más caro.
La situación habitual es que muchos padres no tienen tiempo para dedicarse a cocinar tantas cosas y como el resto de las familias deciden comprar productos elaborados como pan de molde, cereales de desayuno, magdalenas, pastas, y demás. En tales casos, como ya comentamos hace un tiempo, el gasto anual puede incrementarse hasta en 1.500 euros, una barbaridad.
La explicación a estos precios elevados no es sólo la especulación, el mero hecho de ser un porcentaje reducido de población hace que la compra de materia prima, los cuidados para no contraminarla con gluten y los procesos elaboración encarezcan el producto final, ¿pero tanto?.
Ante esta situación, surgen campañas de firmas para solicitar una subvención en la compra de este tipo de alimentos, así como solicitudes que den mayores facilidades tanto en el etiquetado como en su ubicación en los supermercados, donde habitualmente se mezclan con productos dietéticos que nada tienen que ver.