Fuente
Pero la fuerza del destino
nos hizo repetir
dos cines y un par de conciertosy empezamos a salir.
La Fuerza del Destino - Mecano -
Si, este post empieza con la estrofa de una famosa canción de Mecano y si, también me he copiado descaradamente de Sara Carbonero y de como comienza sus post en su blog para Elle - con la estrofa de una canción - y si, os reconozco que mi impresión sobre ella ha cambiado a mejor gracias a todo lo que refleja y cuenta en él. Para más inri en su último post dedica unas palabras al destino, un tema sobre el que tenía pensado escribir hace tiempo y en el que unos creen que ya nos viene dado nada más nacer y otros pensamos que se va "gestando" a medida que pasa el tiempo como consecuencia de nuestras propias decisiones eso sí, aderezado con una pizca de buena suerte - o mala, pero esta no la queremos por aquí que no nos cae bien - . Pero ¿y aquellas cosas que no podemos controlar y que suceden en nuestro día a día? ¿Esa Ley de Murphy que aparece cuando menos se la necesita y se la espera? ¿Es mala suerte o es el destino? ¿Por qué hay personas que son inmunes a ella? ¿Están predestinados a tener una vida más fácil que la tuya? Ejemplos al respecto hay muchos y aquí vienen unos cuantos que he seleccionado de este particular ranking
Después de años sin usar algo decides tirarlo y, en menos de una semana, poder necesitarlo: Esto pasa mucho con la moda, decides tirar esos zapatos blancos que te parecen un auténtico horror y que no sabes en que estarías pensando cuando los compraste y llegan Elle, Vogue, Karl Lagerfeld y Anne Wintour y deciden que lo más in del invierno van a ser los zapatos blancos. Si, esos tan "bonitos" que acabas de tirar.
La probabilidad de mancharte comiendo es directamente proporcional a la necesidad que tengas de estar limpio: Estar comiendo callos a la madrileña y que en un despiste se caiga la mayor parte de la salsa en tus pantalones blancos impolutos. Verídico porque la protagonista de esa escena fui yo y tengo a toda mi oficina de testigo.
Abrir siempre la caja de los medicamentos por el lado del prospecto: No sé como me lo monto pero siempre me pasa, un complot en toda regla de los laboratorios farmacéuticos hacia mi persona y que juro vengar en algún momento de mi vida, ya veré como.
Lavar el coche y empezar a llover: Siempre he pensado que este tipo de acciones deberían estar subvencionadas, al fin y al cabo, que llueva es una buena noticia - excepto si vives en Galicia y estás hasta el moño de mojarte - y complementamente necesario para nuestra subsistencia así que si llueve, que nos devuelvan la pasta del lavado.
Encender un cigarro y que llegue el autobús: En mi época de fumadora sin carnet de conducir - viviendo al límite - me pasaba muy a menudo. Llegas a la parada, esperas veinte minutos a ver si el autobús se decide a venir y, justo cuando decides que es un buen momento para fumar, llega el susodicho y te jode el cigarro - y esto también es una buena noticia, lo que no fumes no te hará daño -.
Estar en la ducha y que suene el teléfono o el timbre: y aquí hay dos opciones, salir de la ducha corriendo jugándote la vida de la manera más absurda a cuenta de pegarte una buena hostia o quedarte tranquilamente en ella y ponerte a cantar y cantar en la ducha mola mucho, hazme caso.
Cambiarte de cola en el supermercado y que la que dejes vaya de repente más rápido: Deberían darme un premio porque esta es una de mis especialidades. En una caja ves tres carros cargados hasta arriba y en la otra cinco cestas en las que calculas no habrá más de ocho ó diez artículos en cada una. Esta claro - piensas -, la de las cestas va a ir más rápido, seguro, así que allí que te colocas. Al de la primera cesta no le funcionará la banda de la tarjeta de crédito, a la de la segunda no le marcará el precio de algún artículo y tendrán que llamar a la chica de los patines para que se recorra media tienda en busca del precio perdido, el de la tercera intentará darle todo el dinero justo a la cajera aunque eso signifique volcar el monedero entero encima de la cinta y ponerse a contar monedas de uno y dos céntimos y la de la cuarta cesta dejará en el último momento la caja porque se le han olvidado los huevos y tú, con cara de "que me estáis contando" viendo como han pasado cinco carros por la otra cinta.
Eso sí, después de todo esto lo mejor es poner una gran sonrisa a la vida porque si no nos pasaran todas estas cosas, sería un completo aburrimiento y porque si algo tiene que pasar, va a pasar.
¿Verdad que sí?
Para más información puedes consultar mi perfil de Google+ de Blanca Cabrerizo o contactar conmigo en [email protected]