Por qué siento que eres mío (parte VI)
28 noviembre 2019
Recuerdo más situaciones que me hacen sentir que eres mío. Un día que llegué a otro sitio por casualidad donde estabas tu. Abriste la boca sorprendido. Nuevamente me apoyaste en algo específico. Pero lo que verdaderamente me ayudó fue ese abrazo que tarda más, te abracé al despedirme con las dos manos y luego cuando yo te solté tu me abrazaste más fuerte. Los abrazos, son lo tuyo, siempre me hacen sentir mejor.
Y en otra ocasión volví al mismo lugar pero esta vez si sabía que te encontraría. Pero no te quise saludar, que sé yo, porqué. Y tú te quedaste pensando, viendo hacia abajo. Entonces decidí despedirme, entonces te levantaste rápido y te reiste un poco, tímidamente.
Por qué se que eres mío. Cuando sonríes por que sabes que estoy cerca. No puedes ocultar tu felicidad. En dos ocasiones anteriores una al mirarte, la segunda al entrar otra persona pero me viste fingiendo estar serio, y tres más. Eres tan serio y verte sonreir es como ver surgir un rayo de sol, al amanecer.
La tercera vez fue cuando viste el vehículo donde pasaba, te fijaste en la llanta desinflada, me avisaste. Pero sonreias porque sabias que yo iba dentro. Cuando yo salí te pusiste serio.
La cuarta sonrisa junto con risa, fue cuando otra vez por casualidad nos hallamos, y te hacían un cambio de look. En la sala nos reíamos viéndonos como hablando un idioma que solo los dos entendíamos. Las personas alrededor lo notaron. Hacías gestos divertidos. Y tu saludo fue transmitiendome calor, por ser tan friolenta. No sé porqué siempre que tengo frío y me abrazas se me quita, siento que emanas calor.
La quinta fue después cuando aparecí yo como una causalidad. En el jardín, y tú con tu familia hermanos y padres no me hablaste, pero esperaste a que se fueran para hablarme a solas. Buscaste una excusa para hacer tiempo a que se fueran. Y me diste un cálido abrazo, yo también. Entonces nuevamente supe que eras mío. Se tomaron instantáneas y en una de ellas saliste emocionado, con una expresión infantil, no te veía así desde hacía mucho. Una expresión que me convenció de la felicidad que sentías.
Me preguntaba ¿Será por mi? Al final me abrazaste esta vez más suave, pero con un dejo de nostalgia. Me rozaste el brazo como arrancándote de mí. Como si te costara separarte de mí.
Y la última cosa que me convenció, fue tu mirada a la distancia buscándome y al encontrarme. Esa expresión grave. Pero lo más lindo fue que antes de desaparecer me dijiste adiós agitando tu mano con una expresión menos seria.
Son muchas cosas, la cercanía, la calidez, las miradas a la distancia, el ocultar tu sonrisa, el sujetarme para que no me vaya. Nuestro lenguaje secreto. Nuestro anhelo mutuo de estar cerca. Los suspiros, susurros y nervios, el transmitirnos calor. Las casualidades y causalidades, de parte mía como tuya. Todo eso hace que vibremos sincronizados, quizás al mismo latir. Hay una leyenda que cuenta que cuando dos personas se enamoran sus corazones laten al mismo tiempo y ritmo. ¿Será cierto? ¿Se aplica nosotros dos? Ojalá suceda. Si llegaste aquí te animo a leer la historia completa.
Porqué siento que eres mío (parte V)
Por qué siento que eres mío (parte IV)
Por qué siento que eres mío (parte III)
