Revista Cultura y Ocio

Porta Caeli se impregna de la Alegría de Albertucho

Publicado el 25 febrero 2013 por Ruta42 @ruta42
Albertucho (Fotografías de Jesús Díez)

Albertucho (Fotografías de Jesús Díez)

Un piano, una armónica, una pandereta, un par de guitarras, un banjo y un ukelele presidían un escenario ante el que se encontraba un tímido número de asistentes, a la espera de que el sevillano Albertucho hiciera acto de presencia para meterse a cada uno de los allí presentes en su bolsillo.

Así, con rigurosa puntualidad, una versión a piano de “Lo venidero” anunciaba lo que estaba por avecinar esa noche, mientras que la “Alegría” se apoderaba de todas y cada una de las almas que se había acercado para poder disfrutar de un artista que, más que un íntimo concierto, ofreció una charla con un público amigo.

Guitarra en mano y pandereta en pie, el que en su día fuera capitán cobarde, hacía toda una declaración de intenciones al decir que “tiramos pa’ lante aunque no tengamos ni un puto duro, porque tenemos dignidad y tenemos corazón”, comenzando entonces a sonar los acordes de “Superhéroe de sillón”, esa preciosa canción en la que Albertucho afirma que una canción suya es capaz de dar sentido a cada vuelta del planeta.

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Entre anécdotas, muecas extrañas y unos ojos abiertos como los de un niño pequeño que no quiere perderse ni un solo detalle de todo lo que le rodea, la felicidad de apoderaba de todo cuanto envolvía al carismático andaluz que nos regalaba versiones aún más increíbles de temas como “Después” o “Vidas sin reloj”.

Pero uno de los puntos álgidos de la noche, vendría de la mano de su mítica “Estrella”, una canción de las de siempre, de las que el público podría cantar al unísono sin fallar en una sola sílaba y hacer que, por  muy difícil que parezca, la felicidad invadiera aún más la sala. Felicidad repartida entre esta canción y su aún más mítica “El Pisito”, cuya moraleja, según el artista, es que “entre todos tenemos que matar a los ricos y quedárnoslo todo”.  La adrenalina ya se había adueñado del concierto, siendo estos los momentos perfectos por el cantante para reclamar al cantante de los Motor Head como nuevo papa.

Mi compadre tira pa’ lante, mi compadre sufre y ríe, mi compadre somos todos”, recitaba el hombre de sombrero y sonrisa eterna demostrando así quela poesía corre por cada una de sus venas, venas por las que también corre una sangre caliente que sabe que las madres siempre serán sagradas, por ello, tras la alegría que contagió “Él no murió” llegaba “Purita Dinamita”, dedicada a su madre y a la de todos los allí presentes porque “viva las madres, que son las únicas que van a ir a veros a la cárcel”.

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Dos últimas sorpresas fueron las encargadas de cerrar un inmejorable recital. La primera de ellas venía en forma de canción inédita “Viejos”, su última composición y que va dedicada, con todo el amor que a piano y voz se puede irradiar, a esas personas mayores que tanto adoramos todos y que tan pocas ganas tenemos de que desaparezcan. La segunda en forma de versión, y no de cualquier versión. Y es que justo cuando creíamos que no podía darnos más alegrías, el ukelele anunciaba los primeros acordes de la maravillosa “What a wonderful world”.

Y así, el sonriente capitán cobarde se despedía de un público al que para nada dejó indiferente, ganando nuevos amantes y consolidando a los seguidores de siempre.

Porta Caeli se impregna de la Alegría de Albertucho

Miriam

Leonesa exiliada en Valladolid. Estudiante de periodismo. Directora de Ruta 42

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