D. Pablo, el líder mesiánico, ha lanzado otra campaña publicitaria mediante la deliberada utilización por parte de su pareja sentimental, del término “portavozas”, una auténtica barbaridad gramatical cuyo único fin es devolver a la formación morada la relevancia que la intención de voto le va restando. Defienden ahora la igualdad a ultranza, la igualdad por decreto ley, la igualdad por encima de la lógica más elemental del lenguaje, como es el caso y poniendo ahora el término en el lugar que ocuparon antes la “casta” o la “trama”. Curioso, porque de los diecisiete líderes regionales que tiene Podemos, solamente cuatro son mujeres, aunque eso entra dentro de la doble vara de medir tan habitual entre el progresismo militante, mientras sus adeptos y simpatizantes, aplauden con las orejas.