La salita
Dormir cerca de la laguna de Los Roques, aunque esté alejada de la orilla del mar tiene una ventaja: la brisa. Es como una invitación a dejar siempre las ventanas abiertas, no importa si hay ventilador o aire acondicionado en la habitación, la brisa es una constante que despeina y reconforta.
La posada Tropicana está justo al frente de esa laguna en el Gran Roque. De fachada blanca y quieta, tiene apenas cuatro habitaciones (dobles y triples) Es pequeña, pero cómoda. En la salita confluyen los colores y todas las conversaciones, mientras en la cocina se esmeran con algún buen plato. Y en el medio de la charla, un chinchorro, como para darle el toque hogareño. Me gustan las posadas que están llenas de detalles y aquí en Tropicana uno se puede distraer con el título de algún libro, el mapa de Los Roques colgado en una de sus paredes o en cualquiera de sus adornos. Sus dueños son dos italianos enamorados del azul del paisaje y le pusieron cariño para recibir a los huéspedes.
Tiene una terraza amplia donde todo se seca rapidísimo. En las habitaciones no hay televisor (¿quién lo necesita?), pero sí hay libros, ventilador, aire acondicionado, una buena colcha, clóset y baño privado con agua fría (no, no hay agua caliente) También tienen wifi y funciona bien. Pueden contratar el servicio de alojamiento y las tres comidas y, si gustan, pueden incluir el paquete con los paseos a los cayos cercanos.
La habitación #1
Y el lunch playero
En los desayunos, las panquecas son un delirio; la cava para la playa consta de almuerzo frío, refrescos, agua, cerveza, frutas y galletas; y la cena es un desfile de entrada, plato fuerte y postre, como para que a uno no le quede más remedio que ir a dormir arrullados por la brisa, después de dar una vuelta por el pueblo.
Si quieren ir a la Posada Tropicana, escriban a [email protected] y ellos se encargan.