Revista Opinión
Monago ha prometido una toma de posesión austera, sin boatos, lo cual no implica dotarla de su merecida majestuosidad. Después de todo es la primera vez que el PP ostenta la Presidencia de la Junta de Extremadura, aunque sea una boda de penalti; para los conservadores el acto de posesión debe ser algo así como una despedida de soltero, la pérdida de la virginidad o su primer coche. ¿Por qué ocultar la alegría?; por fin han echado de la Asamblea al PSOE y podrán demostrar de qué tela están cortados. Es cierto, no va a ser fácil gobernar, pero que por lo menos el bodorrio esté a la altura de las circunstancias. Monago ha sustituido abundancia por solemnidad, ajustándose así a la moda de austeridad política, sin por ello dejar de vestir su ceremonia de iniciación del atrezo adecuado.
Para contextualizar el acto, Monago ha elegido el Museo Nacional de Arte Romano de Mérida. Un lugar clásico, a la par de moderno, muy al gusto de la nueva estética pepera: conservadora, austera, ahorradora, pero eficaz, tecnocrática, realista. No sabemos si su elección ha obedecido a razones publicitarias, a lavoluntad de cuidar su imagen publica, o es tan solo fruto del azar administrativo. En cualquier caso, se trata de una obra civil catedralicia, armada de numerosos contrafuertes, una alzada imponente y un área de más de 12.000 metros cuadrados, que recuerda a las antiguas edificaciones romanas, creadas para subrayar la fortaleza del imperio. Aunque la situación de Monago se parece más al triunvirato de Pompeyo, Julio César y Marco Licinio que al apogeo imperialista romano. Cuando no hay lomo, tocino como. Sería todo un detalle que invitaran a Pedro Escobar a la toma de posesión. Aunque como dijo aquel, mejor dar al César lo que es del César, y a IU lo que es de IU.
Por cierto, Moneo eligió para su construcción los materiales más cool de la época, el ladrillo y el hormigón, metáfora perenne de la actual crisis económica. Paradojas de la vida.
Ramón Besonías Román