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Sanchez Arminio puede desatar una revolución si finalmente Gerard Piqué es sancionado por sus palabras recientes después de su expulsión el Sábado pasado ante el Sporting, es más, esa revolución debería estallar si se consuma la aberración. Las palabras de Piqué no son acertadas, pero si nos ponemos a recordar la cantidad de palabras y actuaciones desacertadas que han ocurrido esta y la pasada temporada por parte de otros jugadores o entrenadores y no han sido motivo de sanción, ni siquiera de toque de atención, por lógica tampoco debería ser castigado ahora el defensa blaugrana.
Cuando hablamos de lógica le estamos pidiendo un via crucis a los estamentos deportivos que se encargan de juzgar estas situaciones. No es momento de sacar una lista con la cantidad de salvajadas que no han sido motivo de amonestación (todavía), las listas ya se han sacado en otros lugares y en otras ocasiones, cuando hablo de salvajadas no me refiero a entradas ni agresiones en un terreno de juego, hablo de declaraciones y actuaciones que menosprecian al estamento arbitral y dudan de su honestidad. Siempre han pasado por alto y han ocurrido hace sólo unas semanas.
Es complicado entender el porqué de esta situación, desde futbolAula siempre hemos abogado por la falta de preparación por parte del estamento arbitral que a su vez fuerza esos errores, y unas veces favorecen a unos y otras a los demás, pero nunca hemos apoyado la existencia de una parcialidad por parte de un colegiado para perjudicar premeditadamente, y a menos que se demuestre lo contrario, no pienso apoyar esa tesis porque para eso ya tenemos al villarato. Lo que sucede es que actuaciones como la que Sanchez Arminio puede protagonizar se escapan de toda lógica e impiden una explicación que serene la situación. Básicamente porque no existe un razonamiento que pueda convencer a nadie teniendo en cuenta los ejemplos recientes.
Puede comenzar una etapa nueva, casi es mejor que eso suceda. El fútbol español está dirigido por estamentos y personajes rancios, caducos e inútiles: Alfredo Florez, Villar o el reciente protagonista Sanchez Arminio lo son, también algunos periodistas como Alfredo Relaño o programas vomitivos para cerebros conformistas forman parte de esa bolsa de basura. No aportan nada y sus decisiones ya no son justas, lo que los futbolistas de la Liga e internacionales en La Roja construyen, esos mismos trasnochados se encargan de hundir a ojos del fútbol civilizado.