No sé si mis cuentecitas iban bien encaminadas, si ha sido simplemente casualidad o si realmente algo me lo decía, pero....¡el test dio positivo!
Con una línea tenue, a penas perceptible y que tardó casi 5 minutos en aparecer, pero allí estaba. Con el Chiquinini y dado que mis ciclos son un poco irregulares esperé hasta el octavo día después de la falta para hacer un test de embarazo y claro, la línea rosa apareció inmediatamente y tan fuerte y clara como la línea de control. No había nunguna duda.Pero esta vez me impacienté y la línea casi no se veía así que tuvimos que mirarla a la luz, a contraluz, bajo los focos halógenos, con la luz natural de la ventana…¡y sí!¡allí estaba!
Por algunas cosas que había escrito últimamente creo que estaba bastante claro nuestro deseo de aumentar la familia, y parece que así va a ser. Estoy feliz. Ahora, a toro pasado es muy fácil decirlo pero…¡lo sabía!
Definitivamente la experiencia es un grado. Cuando vimos la raya en el test de embarazo del Chiquinini ( cómo llamaremos al nuevo peque? Chiquininini?) se nos salían los ojos de las órbitas. Nadábamos entre la incredulidad y el miedo. Era un niño buscado y deseado, pero cuando me metí en la cama esa noche pensaba “voy a a tener un hijo, voy a ser madre” y me entraban dudas y miedos.
Tenía los ojos como plantos y era incapaz de conciliar el sueño.
En esta ocasión nos hemos llevado una gran alegría y estamos mucho más tranquilos. Y para ser sincera también un poco incrédulos porque ha sido muy rápido. Ahora estoy deseando contárselo a todo el mundo.
Nota: también estoy asimilando que me voy a pasar el veranito sin las cañitas correspondientes y hasta Navidad no voy a poder comer jamón. Joé con el bichejo de la toxoplasmosis, qué mala leche tiene!