Revista Educación

Posmodernidad y cinismo

Por Siempreenmedio @Siempreblog
Posmodernidad y cinismo

En el primer apartado de la entrada de la Wikipedia dedicada a la posmodernidad, ya avisan que "uno de los mayores problemas a la hora de tratar este tema resulta justamente en llegar a un concepto o definición precisa de lo que es la posmodernidad. La dificultad en esta tarea resulta de diversos factores, como la actualidad -y por tanto la escasez e imprecisión de los datos a analizar- y la falta de un marco teórico válido para poder hacerlo extensivo a todos los hechos que se van dando a lo largo de este complejo proceso que se llama posmodernismo ". Sin embargo, más adelante sí que ofrecen una serie de características para intentar definir el pensamiento posmoderno, que serían (copio y pego):

    Antidualista. Los postmodernos aseveran que la filosofía occidental creó dualismos y así excluyó del pensamiento ciertas perspectivas. Por otro lado, el posmodernismo valora y promueve el pluralismo y la diversidad (más que negro contra blanco, occidente contra oriente, hombre contra mujer). Asegura buscar los intereses de "los otros" (los marginados y oprimidos por las ideologías modernas y las estructuras políticas y sociales que las apoyaban).
    Cuestiona los textos. Los posmodernos también afirman que los textos -históricos, literarios o de otro tipo- no tienen autoridad u objetividad inherente para revelar la intención del autor, ni pueden decirnos "qué sucedió en realidad". Más bien, estos textos reflejan los prejuicios y la cultura particular del escritor.
    El giro lingüístico. El posmodernismo argumenta que el lenguaje moldea nuestro pensamiento y que no puede haber pensamiento sin lenguaje. Así que el lenguaje crea, literalmente, realidad.
    La verdad como perspectiva. Además, la verdad es cuestión de perspectiva o contexto más que algo universal. No tenemos acceso a la realidad, a la forma en que son las cosas, sino solamente a lo que nos parece a nosotros.
    Reconoce que existen diferentes tipos de saber.

Más concreta es, no obstante, la entrada dedicada al cine posmoderno, en la que muestra muchas de las características de este tipo de cine. Entre las principales:

  • Alteración de la estructura clásica temporal.
  • Mensaje abierto a la interpretación personal de cada espectador.
  • Mezcla de géneros.​
  • Desaparición del interés por mostrar una realidad creíble.​
  • Ruptura intencionada de la suspensión de incredulidad.
  • Deconstrucción de los sistemas narrativos y de análisis de los esquemas sociales, familiares, etc.
  • Intertextualidad muy evidente o referentes muy claros a obras anteriores.​
  • Desmitificación de los héroes o humanización de los mismos.​
  • Visión nostálgica del pasado.​
  • Montaje rápido, barroco o agresivo.
  • Superrealidad. Creación artificial de seres, existencias o estados que se confunden o superan a los reales.
  • Exploración de las fronteras entre realidad y ficción.​
  • Protagonismo extremo de la imagen, por encima incluso del contenido.
  • Metalingüismo. El cine, tanto como referente cultural como de su propio lenguaje, se convierte en protagonista.
  • Pesimismo o desencanto en el tratamiento de la historia.
  • Recurso del pastiche para disfrazar a las películas con una estética clásica.​
  • Tratamiento excesivo del sexo y la violencia, mostrados sin tapujos. Tendencia a mostrar un vocabulario soez sin censura y no ocultar las pasiones desenfrenadas, tabúes sociales y las situaciones humanas más extremas.​
  • Tendencia a la parodia del cine precedente.​​
  • Distanciamiento moral. El director no juzga las acciones ni a los personajes, sino que los muestra sin valoraciones previas para que sea el espectador quien tome su propia opinión.​
  • Sustitución del metarrelato o realidades absolutas (Dios, la patria, la razón, la ciencia positiva etc. que habían sido en épocas anteriores fuente de sentido para el hombre) por los "pequeños relatos", lo cotidiano, las pequeñas cosas.​
  • Plasmar las preocupaciones de la actual aldea global, como la multiculuralidad, la diversidad sexual, nuevos tipos de familia y la ecología.​

El pasado domingo 12 de marzo se celebró la gala de entrega de los premios Óscar, en la cual resultó flamante ganadora la para mí excepcional Todo a la vez en todas partes. Una película que cumple prácticamente con todas las características que definen al cine posmoderno. No es de extrañar pues que surjan voces en contra de la película, toda vez que estamos pasando por una época en la que lo moderno ha entrado en conflicto abierto y feroz con lo posmoderno. Obviamente, no todo debe gustar a todo el mundo, cada cual tiene sus gustos; pero entrar no ya a afirmar si una cosa te gusta o no te gusta, sino a rechazarlo abiertamente, menospreciarlo o insultarlo, demuestra en este caso una incapacidad de entender el posmodernismo y, por extensión, el mundo en que vivimos.

Muchas de las personas que han clamado contra la película son personas de una cierta edad, criadas en un mundo bipolar y lleno de certezas, que son incapaces de ver cuánto ha cambiado ese mundo, y que ya no les pertenece ni sienten que les representa, y reaccionan con fiereza contra ello. Ocurre no solo con las artes, también con asuntos centrales en nuestras sociedades como la política, el feminismo, el lenguaje inclusivo, la inclusión de minorías étnicas en la sociedad y la cultura, las personas transgénero... todo esto son ejemplos de posmodernidad, y la reacción visceral contra ello no es más que la constatación de cuánta gente está siendo incapaz de sumarse al cambio, quedándose anclada en un pasado que en su cabeza fue mejor (spoiler: no lo fue) y ha acabado, o acabará, abrazando el pesimismo y el cinismo. Miren si no a Ramón Tamames. Estoy seguro de que él no entendería Todo a la vez en todas partes.


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