Post-Cuaresma

Cuaresma y Semana Santa. Época del año que para muchos signfica el momento de poner un freno a sí mismos, momento de sacrificios, de abstenerse de comer carne los viernes (y "comer prójimo" dicen otros) y limitarse en aquello que provoca placeres culposos (sí, como esos que están pensando).
Y si de placeres hablamos, hay placeres que son inevitables justamente en dicha temporada: huachales y capirotada como ejemplo, irónico, sí, porque la tradición marca que se comen una vez al año. Y como de eso no hay todos los días, todos sabemos que nos pasamos en ese festival de pescado, mariscos, pipián, torrejas y cuanta exquisitez se nos presente en la mesa.
Le agregamos el placer de las reuniones familiares, comilonas maratónicas, convivencias y música que hacen olvidar el recogimiento que implica la época (así es, todavía hay gente que sigue al pie de la letra las lecciones del catecismo).
Después de 40 días, la Semana Santa ha pasado, con sus limitaciones y sus excesos, poniendo fin al primer trimestre del año y metiéndole velocidad al resto del año (¿no les pasa eso, que justo después de Semana Santa el año se va "volando"?).
Como los sacrificios han terminado (¿los hubo?), a vivir con alegría el resto del año. Que no nos roben el mes de abril y que siga nuestro muy personal carnaval.
Así pues, ¡bienvenido abril!
P.D. Las fotos son de mi Instagram. La primera, capirotada. La segunda, el famosísimo paso de "La Dolorosa" que tomé en Sevilla, España, donde la Semana Santa se vive de manera espectacular.