Actriz de raza a la que no se le resiste ningún personaje. Kate Winsket es la mejor actriz de su época. Méritos le sobran.
Peter Jackson nos ofreció la oportunidad de conocerla en Criaturas Celestiales (1994) dando vida a una adolescente con serios problemas mentales para distinguir la realidad de la ficción. La cinta supuso un gran reconocimiento para el director y el punto de partida de una actriz que daría mucho que hablar. Tras la intervención con Jackson, un año después Ang Lee se fijó en la actriz para co protagonizar con Emma Thompson la exitosa Sentido y Sensibilidad (1995) por la que obtuvo la primera nominación al Oscar a mejor actriz de reparto. Sin embargo, no fue hasta su embarco en el famoso Titanic (1997) que no alcanzó el éxito desorbitado del que más tarde renegaría. A pesar de esto y de ser una de las tres películas con mayor números de Oscar en su haber, la británica salió del Kodak Theater con las manos vacías.
Tras la embriaguez de fama que le brindó la obra de James Cameron, Winslet optó por colaborar en cintas más independientes. El viaje de Julia (1998) o Holly Smoke (1999) con la que pudimos apreciar que hasta una escena escatológica se convierte en sensual de la mano de la actriz. Si bien es cierto que no posee un cuerpo de infarto, la naturalidad de sus desnudos en pantalla generan el acercamiento del espectador.
Quills (2000), Enigma (2001), Iris (2oo1) o La vida de David Gale (2003) no hicieron mucho ruido en su filmografía aunque llenaron más la bolsa de nominaciones a los Oscar. Sorprende la capacidad interpretativa de Winslet ya que nada tiene que ver la lavandera de Quills a la ambiciosa reportera de La vida de David Gale. Estos trabajos dieron paso a uno de sus más aplaudidos personajes y que los votantes de la última encuesta del blog habéis decidido que merecía la medalla de plata. La Clementine de Olvídate de mí! (2004) nos enamoró. Sus cambios de color de tinte en consonancia a su estado anímico hicieron de esta excelente interpretación como una de las más recordadas. Excelente guión de la última década para la mejor actriz de la década.
Tendríamos que viajar por la mágica Descubriendo nunca jamás (2004), dejarnos seducir en el musical Romance & Cigarrettes (2005) y tropezarnos con la fallida Todos los hombres del Rey (2006) para volver a degustar una interpretación de la Winslet que tanto impactan. En Juegos Secretos (2006) Todd Field nos da un guantazo y Winslet es el mejor bálsamo para la herida. Soberana crítica al costumbrismo que le valió su quinta nominación a los Oscar convirtiéndose en la actriz más joven de la historia con cinco nominaciones a sus espaldas.
A partir de aquí defiende los trabajos más serios de toda su carrera. Salvo la comedia The Holiday (2006) con la que nos hizo sonreír, Winslet acepta el reto de defender unos papeles que requieren la mayor de las entregas. La soñadora April de Revolutionary Road (2008) es para este blog su interpretación más compleja y completa que ha brindado hasta la fecha. Las discusiones con el personaje de Leonardo DiCaprio cual ring de boxeo y la última secuencia en la ventana congelan el alma. Sin embargo los votantes de la encuesta decidisteis que la oscarizada Hanna Smith de El Lector (2008) debía alzarse con el primer puesto y ceder el bronce a la ninguneada en los Oscar de ese año.
2008 fue el año de Winslet. Era una deuda a gritos el Oscar que le debían y los Wenstein como los mejores acreedores fueron pidiendo cuentas. Por fin la actriz lucía en sus manos el ansiado Oscar por dar vida a la guardiana de un campo de exterminio con dudosa moralidad. La tercera obra de Stephen Daldry no concedía respuestas al espectador sino que nos dejaba con un intenso debate interno. Winslet soberbia.
Con la estatuilla dorada el olfato de la actriz ante los excelentes guiones no se ha perdido. Muestra de ello está la recién estrenada Un Dios Salvaje (2011) que de la mano de Polanski entrega una convincente comedia que de comedia tiene muy poco o su vena televisiva en la detallista miniserie de la HBO Mildred Pierce (2011)En definitiva, un lujo de actriz a la que el éxito no se le ha subido a la cabeza y por la que los grandes cineastas pujan cual diamante en una subasta.